TVCortos, el primer y único canal de televisión HD 24/7 dedicado a cortometrajes, presenta el ciclo "Hecho por Ellas", un especial que celebra la lucha por la igualdad de géneros con contenidos dirigidos y/o producidos por mujeres de distintas partes del mundo. El ciclo se podrá disfrutar todos los miércoles del mes de marzo.
José Celestino Campusano es, sin lugar a dudas, el cineasta argentino más federal de la actualidad, y habría que revisar bien, pero posiblemente de toda nuestra historia. Ha contado películas en diferentes parajes de nuestro país, no solo ubicándolas geográficamente sino también demostrando una cabal comprensión de las preocupaciones foráneas. El Azote es otro gran ejemplo de que el cine nacional no tiene por qué pasar todo en la ciudad de Buenos Aires.
Cualquiera que haya visto Okupas o Pizza, Birra, Faso sabe reconocer el estilo y las temáticas favoritas de Bruno Stagnaro. Evidentemente es un autor que sabe reflejar cierto submundo marginal, plagado de criminales menores y personajes pintorescos, esquivando los golpes bajos o las victimizaciones con pequeñas dosis de humor que los hace completamente creíbles. Antes de sentarnos a ver Un Gallo Para Esculapio nos preguntábamos si seguiría en esa línea o si estaría oxidado, porque hace rato no veíamos nada de él. Ya terminamos de verla porque manija y estamos en condiciones de afirmar que la serie, que se emite semanalmente por Telefé y ya está entera disponible on demand en Cablevisión Flow, es ni más ni menos que uno de los mejores productos televisivos del año.
¿Falso documental? ¿Docuficción? ¿Ficción basada en hechos que podrían haber sido reales? Son varias las categorías donde podemos enmarcar a Los Corroboradores, la película con la cual Luis Bernardez participó de la Competencia Nacional del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Pero, cuestiones de género al margen, lo innegable es que es una propuesta más que interesante.
Mala Vida parecía, desde su sinopsis, una película "diferente". ¿Eso es bueno o malo? Y, están las películas diferentes y *las películas diferentes*. Por suerte, se pone del lado de las que da gusto ver.
En la pantalla de documentales del festival pudimos ver, con la presencia de uno de sus directores, Herederos de la Bestia, producción española que indaga cómo El Día de la Bestia (de Alex de la Iglesia, 1995) prácticamente salvó al cine de género en España, siendo piedra fundacional de toda una nueva generación de cineastas, como Nacho Vigalondo, Jaume Balagueró o Paco Plaza.
Decíme la verdad: si ves en una grilla de programación una película que se llama Sexo, Zombies y Bret Michaels, al menos buscás la sinopsis para ver de qué se trata. Y si bien el título de la segunda película de Samot Marquez es llamativo, hace más referencia a lo híbrido de los elementos que la componen que a conceptos fundamentales de la trama, lo cual garantiza que te sorprendas a cada minuto.
El año pasado nos había gustado mucho Videoclub, de la gente de Cosamostra Producciones. Este año volvieron al festival con El Latido Desnudo, una historia más anclada en el género fantástico y obviamente no queríamos dejar de verla. Nos gustó mucho más que su antecesora, sin lugar a dudas.
Con la función exclusiva de Jeepers Creepers 3 (dirigida por Victor Salva y protagonizada por Meg Foster, Brandon Thomas y Jonathan Breck), este miércoles arrancó otro de los grandes momentos cinéfilos del año: el festival Buenos Aires Rojo Sangre. En esta nota les vamos a contar un poco sobre el festival en general y recomendaremos algunas películas que consideramos imperdibles.
No sé cuántos días pasaron desde la última crónica. Pero lo importante es que tenemos salud. Hagamos una cosa: lo importante del festival son las películas, así que les omito toda la peripecia de las cosas que me hayan pasado y les tiro un salpicadito de apreciaciones de las que vi en los últimos días y no tienen su reseña propia.
El séptimo día era uno de los más esperados: arrancaba al mediodía viendo Donnie Darko, que si bien la vi mil veces, en cine es otra cosa (siempre en cine es otra cosa). Probablemente sea una de las mejores películas de los últimos 50 años. Y se ve que no soy la única que piensa esto, porque la sala (la enorme del Ambassador) estaba a más de la mitad de su capacidad, un logro muy significativo para las doce del mediodía.
El miércoles estaba planificado como un día un poco más "comercial". Si bien el festival es una excelente ventana para ver películas difíciles de conseguir, no puedo perder el foco que estoy cubriéndolo para un medio y a veces tengo que ir a funciones que no elegiría por motuspropio. A La Batalla de los Sexos podía esperarla, no moría por verla (afortunadamente la disfruté mucho). Y de Coco no esperaba mucho, sobre todo después de haber odiado Moana el año pasado, y la terminé sintiendo como un cachetazo.
Siempre es bueno recordar (sobre todo a aquellos que reniegan del tema) que el feminismo no se inventó ayer. No es una moda, ni una consecuencia del aburrimiento. La igualdad de posibilidades entre hombres y mujeres es un derecho por el cual se lucha hace mucho tiempo. La Batalla de los Sexos recrea un importante y divertido suceso real del mundo del deporte. ¿Logra convencer al espectador de la legitimidad de su premisa?
Disney ya dejó de adaptar cuentos populares hace mucho, y actualmente está más volcado a versar sobre minorías o tradiciones locales de diferentes partes del mundo, como por ejemplo fue el caso de Moana el año pasado. En esta ocasión, Coco se adentra en la tradición mexicana del Día de los Muertos, pero todo el color y los pétalos de flores que la decoran ocultan un batacazo muy duro al corazón...
En un momento me había parecido buena idea arrancar la jornada a las 9 AM en el Auditorium, viendo Thelma, en competencia internacional, de la cual se comentaba que se acercaba mucho a Carrie. Pero obviamente no iba a suceder: estaba muerta, tenia que ponerme al día con las reseñas y además, odio el Auditorium.
En la edición pasada del festival pudimos ver No Sabés con Quién Estás Hablando, de Demian Rugna, también en Competencia Nacional; una comedia que sigue circulando por algunos ciclos alternativos y que deberían aprovechar si se la cruzan. Este año, el director nos muestra su versatilidad para adecuarse a los códigos de cada género y presenta Aterrados, la cual se acomoda, sin lugar a dudas, entre las mejores películas argentinas de terror.
El día arrancó al mediodía. Tranqui, teniendo en cuenta que hay funciones desde las 9 de la mañana con Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (Tres Avisos por un Crimen, de Martin McDonagh), dentro del Panorama Autores. Protagonizada por Frances McDormand (Moonrise Kingdom, Fargo) y Woody Harrelson (War for the Planet of the Apes, True Detective), tiene un tono muy particular que la convierte en una gema. Una adolescente es asesinada, violada mientras agoniza y carbonizada. Su madre pone tres anuncios publicitarios en la ruta donde ocurrió el crimen, increpando a la policía a resolverlos. Esta consigna, que huele a "patada en los huevos y golpe bajo", es desarrollada con un increíble humor negro. Los personajes sufren todo tipo de abusos, violencia, las autoridades están completamente ausentes, hay enfermedades terminales, familias destruidas y todo es unbajón, pero no dejas de reírte un segundo. Consejo: si la interceptás por ahí y la ves, reíte sin culpa.
Inmediatamente después y a sala llena largó The Shape of Water (La Forma del Agua), de Guillermo del Toro. Con una estética visual (y moral) impecable, cuenta una historia de amor entre una cinéfila muda y una especie de monstruo de la laguna negra. Me extenderé al respecto en su correspondiente review, pero puedo anticipar que el amor de Del Toro por el cine traspasa cualquier frontera y te hace salir del cine sonriendo.
Sally Hawkins le pone huevos a su interpretación. Y al bicho, claro.
En la sección "Una que viste mil veces y seguro tenés en tu casa pero no podés dejar de ver", fue el turno de Twin Peaks: Fire Walk with Me. En sus más de dos horas de duración, cuenta los hechos previos a la muerte de Laura Palmer, teniéndola a ella como centro de la acción. Quién es ella realmente, cuáles eran sus hábitos, quién la mató, todo a través de sus ojos. Lo mejor de verla en sala es lo linda que se ve Sheryl Lee en pantalla grande.
"Dale, fuego... caminá conmigo."
La función de medianoche que cerró la jornada fue la francesa Laissez Bronzer les Cadavres (o Let the Corpses Tan, en inglés), de Heléne Cattet y Bruno Forzani, quien la presentó acompañado por Pablo Conde. A ver: es una película para ver drogado (no quiero hacer apología de las drogas, pero estaba en un estado de cansancio por el cual me dormía de a pequeños tramos, y verla con interrupciones me pareció una experiencia fascinante). En un tono que mezcla el western con una fragmentación formal digna de la Nouvelle Vague, la historia narra lo que pasa cuando un grupo de delincuentes se refugia en un caserón abandonado y llega un grupo de policías. Completamente experimental, sin aspiraciones de transparencia o de apegarse a alguna estructura clásica, es una película que te ataca los sentidos: te llena la vista de colores, con predominancia del dorado, te satura los oídos con la estridencia de sus disparos; más que película es una experiencia. Y por eso recomiendo las drogas, porque si intentás verla desde un costado racional, te morís de embole. La aventura pasa por otro lado.
Con mucho frío y flasheada por lo último que había visto, me fui a dormir, sabiendo que el día siguiente sería largo aunque... acá todos los días son largos y esa es justamente esa la gracia de venir.
The Disaster Artist es, originalmente un libro, escrito por Greg Sestero sobre su experiencia en el rodaje de The Room, donde interpreta a Mark, y su relación con Tommy Wiseau, director, productor y protagonista de la película conocida como "la peor película de la historia de la humanidad". James Franco se propone rescatarla en una comedia que, sin dudas, se ubica entre las mejores películas del año.
La vuelta de Guillermo del Toro (Crimson Peak, El Laberinto del Fauno) a la pantalla grande prometía ser una caricia al corazón del cinéfilo. Si bien cuando un tipo amante del cine como él se sienta en la butaca de director es inevitable que el sentimiento traspase la pantalla, quizás situamos la vara demasiado alta al esperar algo que nos vuele la cabeza y terminamos engañados por nuestras propias expectativas.