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la cuarta pared

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Crónicas del 32º MDQ FEST - Día 4


By on 10:03 p.m.


Cuarta jornada del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. El día arrancaba no tan temprano. Recién a las 13:00 hs. tenía función de prensa de Aterrados, de Demián Rugna, la cual me fascinó y pueden encontrar su reseña detallada acá.

Aterrados. Recomendadísima.

Me fui volando (bueno, volando no, ya quisiera) del Paseo Aldrey al cine Ambassador para ver 78/52, y no pude evitar hacerme una pregunta. Los pongo en tema: este año, los Cines del Paseo (frente al shopping Los Gallegos, a unas ocho cuadras del Ambassador) no son sede como años anteriores. Pero sí sigue siendo sede el Aldrey, que si bien tiene unas butacas nuevas que son una bomba, están a casi media hora de distancia caminando desde las otras sedes. La pregunta en cuestión: "Why Lisa, whyyyyyyyyyyy?"

En fin, como la sala ya estaba estallada, me terminé sentando en la primera fila, y no sólo era un poco molesto ver con claridad, sino que también se escuchaba todo lo de la sala contigua. Una apreciación completamente al margen de la organización del festival: las salas 3 y 4 del Ambassador, ubicadas en un 2º piso por escalera, me siguen dando vértigo. No hay absolutamente nada que lo justifique, pero en medio de cada proyección no puedo evitar pensar que la butaca en la que estoy sentada está ubicada a unos... ¿diez metros? del nivel de la planta baja, y me termino mareando. En fin, lo hablaré en terapia.

La cuestión es que 78/52 se plantea como una película que va a analizar la escena de la ducha de Psicosis (1960) y es mucho más que eso. Usa la obsesión de Alfred Hitchcock con esta escena como excusa para hablar de la historia del cine, de las necesidades y ambiciones del director, y de lo estúpido que fue el código Hays (código de censura Hollywoodense que establecía normas morales para las películas, como por ejemplo cuánto debería durar un beso). Si bien abundan testimonios y el ritmo es absolutamente dinámico y llevadero (más si sos un hitchcockiano de la primera hora, como quien suscribe), el momento épico es Walter Murch, uno de los más grandes montajistas de la historia del cine, desglosando y analizando la escena plano por plano. Y también Danny Elfman, hablando de la mítica sinfonía compuesta por el prócer Bernard Herrmann.


Entre que la película se demoró unos minutos y yo había calculado de modo muy optimista la distancia entre sedes, me perdí Los Olvidados, de los Hermanos Onetti, una de nuestras recomendadas en la previa del festival. Espero que se pueda visionar en la sala de prensa o quizás sea proyectada en el Buenos Aires Rojo Sangre a fin de mes, porque posta tengo muchísimas ganas de verla (o tírenme un link 😉 ).


Después de cocinar (porque si pegué departamento no me iba a alimentar en base a McDonald's de nuevo), fui a Los Gallegos para la función de Érase una vez Brasilia. A ver: claramente me esperaba una película de género, porque en la sinopsis hablaba de viajes espaciales. Si bien es una propuesta con una narrativa lenta y contemplativa, te genera cierto morbo y curiosidad que hace que no puedas dejar de verla. Un tipo que viene de otro planeta a matar a un presidente, una chica encarcelada porque por accidente mató a un vivo que le tocó la cola en un boliche, y un torneo intergaláctico de lucha la convierten en una propuesta sumamente interesante a pesar de tratarse de una película decididamente política, las cuales -yo en particular- aborrezco.

Érase una vez en Brasilia.

Con tiempo justo, pero sin correr, volví al Ambassador para Brawl in Cell 99, una producción que, en sus más de dos horas de duración, confirma el crecimiento actoral de Vince Vaughn, que habíamos empezado a vislumbrar en la segunda temporada de True Detective: ya no es más el grandote gracioso de comedias como Los Rompebodas, sino que es un héroe de acción hecho y derecho que no desentonaría en absoluto en alguna nueva entrega de The Expendables. Despiadado, violento y tribunero, su personaje es hermoso, y la película comprende un excelente equilibrio entre el drama de un tipo que tiene su mujer a punto de parir secuestrada pero que no duda en usar toda la violencia a su alcance para garantizar su seguridad.


Muerta de frío, casi a las 3 de la mañana, empecé a caminar rápidamente al departamento teniendo en mente que al día siguiente me tendría que levantar a las 8 AM para ver Thelma, en la competencia internacional. SPOILER: dormí hasta el mediodía.


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