multiplex
la cuarta pared

domingo, 20 de noviembre de 2016

Crónicas del #MDQFEST - Día 2


By on 9:33 p.m.

Me había acostado tarde y me costó muchisímo levantarme un rato antes de las 9, pero lo logré y emprendí camino al Paseo Aldrey (de las sedes del centro, la más alejada de todas) para la función de Prensa de No Sabes con Quién Estás Hablando (de Demian Rugna), cuando cayó un mail anunciando que todo sería tristeza y desolación: la privada de Prensa había sido cancelada, con lo cual no solo tendría que mover o alterar algo en mi cronograma para poder verla en otro momento, sino que también me estaba perdiendo Moonlight (un bodrio que contiene la palabra "poética" en su descripción, pero parece venir afilada para la temporada de premiaciones), que se proyectaba al mismo horario y ya no llegaba.

Recalculando.

Volví al hotel, dormí un rato, almorcé la media hamburguesa de pollo que me quedaba de la noche anterior (lo primero que pongo en la valija, siempre, son un Tupper y un par de Ziplocs), y traté de terminar de canjear las entradas que me quedaban para el día o comprar las restantes. Y sorpresa: para En Busca del Muñeco Perdido también estaba agotada (me puteé un poco acá, porque es una de las pelis que incluí en las recomendadas, y como La Cuarta Pared marca tendencia, era bastante obvio que iban a llenar la sala).

El póster es genial, recordándonos a nuestra amada Los Goonies.

Se ve que por el fin de semana la gente viene a pasear, y el comedor del hotel donde escribo esto, estaba hasta la manija de gente. Hay un pibe de unos 15 años que desayuna chocolatada con jugo de naranja. Sé que si esto es algo que pasa hoy debería ir en la crónica de mañana pero, honestamente, no dejan de distraerme los efectos puede tener semejante mezcla en sus tripas. Y ahí se trajo otro jugo...

Esto no va a terminar bien...

Volviendo al Sábado 19, recién entré a sala a las 15 hs., para ver Sing Street, de John Carney. Y sí, me lloré toooda la película. La sinopsis hacía bastante foco en que este grupo de adolescentes formaba una banda para escapar de los problemas familiares y económicos que azotaban la ciudad de Dublín de mediados de los '80s y no es tan así ni en pedo. La historia pasa más por la amistad, la inocencia intacta, la hermandad y lo importante de perseguir los sueños. Sé que suena cursi así escrito, pero no se dejen guiar por eso: la película es excelente. Maneja el ritmo de manera soberbia, la banda sonora (llena de hits de los '80s) está elegida con precisión, y el protagonista (el músico Ferdia Walsh Peelo), la rompe: no sólo pasando de ser un chico tímido y acosado en la escuela nueva a un hombrecito dispuesto a arriesgarse para triunfar, sino que también tiene un crecimiento enorme como frontman de su banda, Sing Street. Hermosa mezcla de School of Rock con Super 8.

Adolescencia y música ochentosa ♥

Con el corazón contento y lleno de alegría, esperé un rato a la proyección siguiente: La Belle Dormant, de Adolfo Arrieta (quien se hallaba presente en la sala). Siempre me atraen mucho las revisiones de cuentos clásicos, no me pregunten por qué (sí, sigo viendo Once Upon a Time aunque ya se mete con cualquier mitología, al ritmo tal que seguramente en próximas temporadas aparezcan Maradona y Palermo). Bastante lenta, con un humor medio difícil (imagináte: viene todo serio, casi cine arte, y de pronto te tiran un gag a lo Capusotto), focalizada más que nada en la búsqueda del príncipe ayudado por el hada. Lo actual es que modifica positivamente el papel de la mujer en el mito: si bien Rosamunde (el nombre de la bella durmiente en esta versión, en la piel de Tatiana Verstraeten) no deja de ser una boluda que se pincha el dedo y se duerme, todo aparece orquestado por Gwendoline/Maggie Jenkins (Agathe Bonitzer), el hada que aparece como una arqueóloga de la UNESCO para guiar al príncipe Egon (Niels Schneider) en su misión.

Bellas durmientes actualizadas.

En el hueco que me quedó vacío por no tener entradas para En Busca del Muñeco Perdido, no pude coordinar para ver nada: las funciones más interesantes eran alejadas del centro y entre que salía y volvía, se hacían las 21:20, hora de ver Blanco o Negro. Así que simplemente me limité a merendar unas porciones de pizza con cerveza, y... pasar por los tragamonedas (gané 32 pesos, eh).

"Ayi, necesitamos hablar".

Con sala bastante llena y una breve introducción de su director, Matías Rispau, largó Blanco o Negro. Ya me explayaré más al respecto en la review, pero a modo de gancho (?) les cuento que quedé sorprendida de la propuesta de montaje y de la musicalización. Juega con el tiempo y las duraciones constantemente, lo que le da un plus diferencial de autor muy interesante.

Ya hablaremos más de Blanco o Negro.

Casi a las corridas me fui al Ambassador donde, en 3D, podría ver casi una semana antes de su estreno la última de Marvel Studios, Doctor Strange. Me pregunté si no sería que su retraso en el estreno local tendría algún tipo de relación con su participación en la pantalla de "Autores" del Festival, porque en EE.UU. se estrenó a principio de mes; vaya uno a saber. También me explayaré en su propia review, pero no puedo decir menos que quedé fascinada. Al principio me dio un poco de miedo que Benedict Cumberbatch interpretara a "un Dr. House con poderes", pero por suerte no. Interpreta a Dr. Strange, ni más ni menos. Y la rompe. Mucho. Visualmente, y perdón por la expresión, pero la película se va a la mierda. Hay que verla sí o sí en IMAX (cosa que haré a mi regreso, sin lugar a dudas).

Mind. Blown.

Cerré el Día 2 de festival caminando tarde al hotel, como a las 2 AM, pensando que fui una genia a la hora de comprar fruta y dejarla en el hotel, porque el hambre ya me pasaba factura. Igual no llegué a comer ni a nada: así como entré a la habitación, me palmé, pensando qué cosas sucederían al día siguiente. Cosas que compartiré con ustedes en esta suerte de Diario de Festival, sólo en La Cuarta Pared.


La Cuarta Pared

Novedades, reviews, rumores y más de todas las pavadas que te interesan.

0 comentarios:

Publicar un comentario