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la cuarta pared

viernes, 27 de marzo de 2015

En el Día del Teatro, tres pelis que deberías ver


By on 10:57 p.m.


Hoy, 27 de Marzo, se conmemora con festejos alrededor del planeta el Día Mundial del Teatro. Desde La Cuarta Pared no queremos ser menos, y por eso me tocó esta pequeña recomendación, que obviamente no pretende ser un análisis exhaustivo sobre la relación entre cine y teatro, que es tan amplia que se puede hablar durante meses sin parar, sino que es un simple recorte de tres películas que, a mi entender, encaran al teatro desde tres lugares diferentes:


1. Dogville (2003), de Lars Von Trier

Von Trier es un tipo que puso de manifiesto muchas veces su interés por el caracter documental de la imagen y la depuración de recursos meramente cinematográficos, como el uso de música extradiegética y efectos especiales. En el caso de Dogville, esta inclinación se potencia: la película podría haber sido tranquilamente un ejercicio teatral filmado, si bien la inexistencia de puertas y paredes responde ala necesidad dramática de mostrar qué tan cerca pueden suceder vejaciones y humillaciones, perpetradas por personas que muestran una cara pero que en la más absoluta intimidad muestran otra, no podemos evitar sentir lo teatral de la propuesta: fingir puertas, paredes, espacialidades no delimitadas implica un pacto implícito entre el filme y el espectador, un juego que requiere correr al espectador de su lugar de confort y pedirle un esfuerzo intelectual poco habitual, que lo aleja del cine tradicional y lo acerca al teatro e incluso a la performance. Amada u odiada, no deja de ofrecer una experiencia diferente en materia cinematográfica mediante el uso de recursos teatrales.




2. Hamlet 2 (2008), de Andrew Fleming

Sí, Hamlet 2 no es una gema del séptimo arte ni una de las películas mas grandes de la historia de la humanidad pero me tiene un enfoque realmente hermoso del teatro.

Un artista (casi) frustrado, Dana Marschz (Steve Coogan) deviene en profesor de arte dramático en una escuela secundaria de Tucson, Arizona, donde los sueños van a morir. En un último intento para que no cancelen su obra de fin de año, encara una producción original: una secuela de Hamlet que incluye viajes en el tiempo para evitar la muerte de los personajes y la aparición de Jesucristo como personaje dentro de la obra. El desenlace es tan desopilante como profundamente reflexivo: Hamlet y Jesús perdonan a sus padres por las cosas que les han hecho.

La película habla de muchas cosas: que los artistas nunca deben frustrarse porque el arte, si es algo en lo que uno cree, siempre merece una vuelta de tuerca más; del perdón y, sobre todo, de la muerte simultánea a la vigencia de los grandes clásicos. Ya no creemos en grandes mitos, no hay un Hamlet o un Edipo Rey que no hayamos visto, pero la creatividad humana está en constante evolución y debe perderle el miedo y también un poco el respeto a las instituciones y crear e imaginar en todo su desparpajo e insolencia, sin límites.

Rompiendo Hamlet, metiendo personajes y circunstancias que el snobismo consideraría blasfemia, se genera una obra mucho más rica, contemporánea, abierta, y no deja de ser una opción para, también, acercar al teatro a publico que habitualmente le daría la espalda. Si no la vieron, véanla: a mí me dejó el corazón lleno de esperanza.




3. La Cabalgata del Circo (1945) de Mario Soffici

Es un hermoso y emotivo film que narra la evolución y la lucha a través de varias décadas de una familia dedicada al circo, centrada principalmente en los personajes de Nita (Libertad Lamarque) y Roberto (Hugo del Carril). A modo de contexto de esta trama también da cuenta de la historia del espectáculo en la Argentina: el origen en los circos, los números clásicos que incluían breves pantomimas, la importancia del teatro a través de la llegada de personajes a las tablas, el estigma de los incendios que muchas veces han actuado de censura encubierta contra determinados grupos u obras teatrales, y la llegada del cine, en una emotivísima escena final donde los hermanos ven cristalizada su propia historia en la pantalla grande de la mano de sus hijos, quienes, como no podía ser de otra manera, también se volcaron al camino del arte.

Y si no les alcanza para verla (miren, soy re copada, se las dejo online completa y legal acá abajo) con todo esto que les cuento, les tiro una perlita: actúa Eva Perón.



Lo curioso y grandioso de la relación entre los dos medios es el feedback que se está produciendo en la actualidad. En los orígenes, hasta descubrir su propio lenguaje, el cine copió la perspectiva teatral hasta comenzar a desfragmentar el espacio y los puntos de vista, y a introducir movimientos de cámara: es como que la imagen filmada salió del teatro, tomó otra dimensión, se independizó... y ahora está volviendo. Las nuevas tecnologías relativas a proyecciones están revolucionando el teatro y su lenguaje. Múltiples espectáculos incluyen la interacción entre actores de carne y hueso y proyecciones (planas u holográficas), sensores de movimiento asociados a luces y sonidos, y muchísimos chiches más que, mientras no se pierda la esencia, son bienvenidos.

¡¡Feliz día, teatro, te queremos bocha!!

(Y acá, como bonus track, un link de un extracto de una representación de The Wooster Group, justamente de Hamlet, para ilustrar lo que les digo sobre el uso de las nuevas tecnologías)



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