El "terror de arte" (o arthouse horror, como le dicen en Irlanda) es uno de los géneros que más la está pegando en los últimos años. Surgió como respuesta a la ola de películas "found footage" económicas y repetitivas que Hollywood comenzó a expedir tras el éxito de Actividad Paranormal. Las de "terror de arte" no podrían ser más diferentes a ellas: fotografía y dirección de arte muy cuidadas, además de historias atmosféricas y cocinadas a fuego lento.
Seguramente han visto alguna así. Estoy hablando de filmes como A Girl Walks Home Alone at Night, o Under the Skin, o The Witch. También mother! de Aronofsky; otro ejemplo podría ser ¡Huye!, y en su reciente triunfo en los Oscars podemos ver una suerte de validación de este subgénero. El director irlandés Brian O'Malley nos trae un nuevo espécimen del arthouse horror con su segunda película: Los Inquilinos (título original: The Lodgers).
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| Casa embrujada, dulce casa embrujada. |
Charlotte Vega y Bill Milner interpretan a dos mellizos llamados Rachel y Edward, que han vivido toda su vida en la casona de campo de su familia. Desde la misteriosa muerte de sus padres, deben seguir las instrucciones de una vieja canción de cuna para no toparse con los habitantes mal acogidos del título, que sólo salen a la medianoche. Sin embargo, cuando Rachel conoce a Sean, un veterano de guerra lisiado interpretado por Eugene Simon, ella decide que ya ha tenido suficiente.
Antes de continuar, quería recordarles que el "terror de arte" no es tan nuevo como muchos creen. Las influencias son obvias, y van desde los filmes de Alfred Hitchcock hasta el giallo italiano. Y cómo olvidar a la abuelita del subgénero entero: The Shining, de Stanley Kubrick. Digo esto porque Los Inquilinos, si bien es una entretenida pieza de cine de terror, no trae nada nuevo al formato.
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| Son dos hermanos, en una aterradora mansión, y luego llega un desconocido, y es entonces que la cosa se pone peluda. |
Como dije, en este subgénero la dirección de arte y fotografía tienen un trabajo extensivo, y esta no es la excepción. La película se filmó en Loftus Hall, una mansión supuestamente embrujada, y la cámara de Richard Kendrick la filma como se lo merece una edificación con semejante fama. Del trío de protagonistas, la que se destaca es la española Vega, que entre otras cosas, adopta un acento inglés impresionante.
Sin embargo, ciertos diálogos harán desear a algunos de que se hayan hecho un par de revisiones al libreto por David Turpin. Otros se quejarán por la falta de acción y sustos. Y si bien O'Malley crea algunos planos interesantes, la película se queda un poco corta en cuanto a atmósfera. Aún le queda mucho metraje al arthouse horror, pero eso es gracias a películas por venir.
VEREDICTO: 6,5 - TAZA, TAZA...
No se puede decir que traiga algo original a la mesa, pero aún así Los Inquilinos resulta ser una buena elección para los fans del género. Y con su historia de casa embrujada con toque irlandés, sumado a un respetable trabajo técnico, también los cinéfilos comunes pueden verla y pasarla relativamente bien. Eso sí: no es recomendada para hermanos mellizos.
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