El cine de terror en la actualidad, cuando no recurre a remakes o reboots espantosas como Blair Witch y bucea en la originalidad, suele dar grandes frutos. Dentro de las mejores películas del año pasado podemos nombrar a The Witch y Don't Breath por ejemplo, y sin lugar a dudas ¡Huye! (Get Out en su título original) se acomodará tranquilamente en las listas de las mejores de 2017.
Chris (Daniel Kaluuya) acepta la propuesta de su novia Rose (Allison Williams) para hacer una visita de fin de semana a la casa de los padres en las afueras, a modo de presentación formal. Uno de los primeros temores de Chris es cómo reaccionarán sus suegros al hecho que él es negro, y Rose... bueno, no. Al llegar (después de una secuencia muy inquietante en la que atropellan un ciervo en la ruta), Chris cae en cuenta que sus temores eran infundados, ya que sus suegros Dean (Bradley Whitford) y Missy (Catherine Keener) son completamente hospitalarios y cordiales... al principio. El trato que los padres le dan comienza a enrarecerse y con ello todo el clima en general. Parecen esconder cosas, ocultar alguna intención detrás de tanta amabilidad.
Chris, en primera instancia, duda si realmente lo quieren manipular o si está hipersensibilizado por el temor inicial que tenía de no ser aceptado. Tarda en convencerse que esta intuición negativa es cierta porque tanto Rose como su mejor amigo Rod (LilRel Howery), con quien habla de manera regular por teléfono, se ocupan de tranquilizarlo y disipar los temores. Cabe aclarar que la aparición de dos sirvientes negros, que parecen lobotomizados, mostrándose a veces agresivos y a veces completamente ausentes, le inclinan la balanza para el lado de la certeza. Sí, definitivamente algo pasa.
Chris (Daniel Kaluuya) acepta la propuesta de su novia Rose (Allison Williams) para hacer una visita de fin de semana a la casa de los padres en las afueras, a modo de presentación formal. Uno de los primeros temores de Chris es cómo reaccionarán sus suegros al hecho que él es negro, y Rose... bueno, no. Al llegar (después de una secuencia muy inquietante en la que atropellan un ciervo en la ruta), Chris cae en cuenta que sus temores eran infundados, ya que sus suegros Dean (Bradley Whitford) y Missy (Catherine Keener) son completamente hospitalarios y cordiales... al principio. El trato que los padres le dan comienza a enrarecerse y con ello todo el clima en general. Parecen esconder cosas, ocultar alguna intención detrás de tanta amabilidad.
Ya empezamos mal el finde... |
Chris, en primera instancia, duda si realmente lo quieren manipular o si está hipersensibilizado por el temor inicial que tenía de no ser aceptado. Tarda en convencerse que esta intuición negativa es cierta porque tanto Rose como su mejor amigo Rod (LilRel Howery), con quien habla de manera regular por teléfono, se ocupan de tranquilizarlo y disipar los temores. Cabe aclarar que la aparición de dos sirvientes negros, que parecen lobotomizados, mostrándose a veces agresivos y a veces completamente ausentes, le inclinan la balanza para el lado de la certeza. Sí, definitivamente algo pasa.
El miedo que desarrolla el protagonista es, en el fondo, el miedo por ser negro, y de alguna manera plasma el miedo que, aún hoy, en el año 2017, muchos habitantes de los Estados Unidos siguen teniendo. Sabe que hay una conspiración en el entorno, pero no tiene muchos elementos para descubrirla porque todos se escudan en la cordialidad, desacreditando sus acusaciones. La atmósfera se va volviendo más y más opresiva, aparecen elementos de ciencia ficción que encajan perfectamente y ayudan al relato a avanzar. La comprobación de los indicios pone a prueba la inteligencia de Chris, que recurre a todos los recursos a su alcance para atar cabos y tratar de escapar: da gusto ver una víctima en una película de terror que analiza cómo salvarse y actúa en consecuencia.
¿Sabes quién viene a cenar? |
Además de la trama, inteligente y bien construida, Jordan Peele (en su debut como director, siendo conocido principalmente por su programa de comedia, Key & Peele) muestra un gran dote narrativo, sabiendo cómo generar climas, mostrar contrapuntos, acompañar a los personajes. No se trata solamente de poner la cámara y que los actores digan el diálogo: hay secuencias visuales que no tienen nada que envidiarle a Alfred Hitchcock, por ejemplo. Lo mismo la mezcla de sonido y la musicalización, la película en su conjunto te atrapa, te inquieta, te altera.
VEREDICTO: 9.0 - ¡VINIIIII!
¡Huye! parte de una premisa relativamente novedosa, respaldándose en personajes tan siniestros como creíbles en el bando antagonista y, jugando con la dosificación de la información que nos brinda sobre sus intenciones, logra atrapar toda tu atención y llevarte a recorrer un camino que, efectivamente, es aterrador.
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