Antoine y Miriam Besson se están divorciando. Él pide tener la custodia compartida de su hijo menor, Julien, un pedido más que razonable para cualquier padre separado. Ella sin embargo dice que él ha sido violento con el niño y con su hermana mayor de edad, y ambos chicos han declarado que no desean ver a su padre. Esto es lo que aprendemos en la primera escena de Custodia Compartida, el primer bloque de tensión que dominará el resto de esta historia.
Lo interesante sobre esta escena es que el punto de vista no es el de Antoine ni el de Miriam. El punto de vista es el de la jueza, que más tarde decide que Julien pase los fines de semana con su padre. El director Xavier Legrand hace esto, creo yo, para tratar de poner al espectador en una posición de observador neutral, sin identificarse ni por un personaje ni por otro. De esta manera, el desarrollo de la película se torna más sorpresivo y angustiante.
¿Recuerdan al que hacía de Monsieur LaPadite al comienzo de Bastardos sin Gloria? ¡Volvió! En forma de... eeeh, marido y padre violento. |
Esta es la ópera prima de Legrand, quien hace algunos años fue nominado al Oscar por su cortometraje Avant que de Tout Perdre; Custodia Compartida es una expansión o una continuación de esa historia. No es que haga falta ver ese corto para entender este largo (confieso que yo mismo no lo he visto) porque Legrand compone un relato realista de manera majestuosa, que existe por sí solo.
El director no trata de decirnos por qué el padre es como es, o por qué los hombres hacen estas cosas, no intenta sacar algún mensaje grandilocuente sobre problema de la violencia de género. No tenemos mucha idea de la vida interior de los personajes, pero presentimos lo suficiente, porque sus acciones externas son tan claras. Además, los planos de Legrand son precisos y no nos permiten mirar para otro lado.
Léa Drucker es una madre que trata de proteger a sus hijos y a sí misma de su ex-esposo. O sea que no la pasa nada bien. |
No puedo evitar acordarme de Refugiado, de Diego Lerman, donde una mujer y su hijo tratan de evadir a un padre violento. En esa película, al igual que en su obra más reciente Una Especie de Familia, uno siente que el director abordó esta delicada temática por un sentimiento masculino de hacerse cargo, y al mismo tiempo para hacer unos mangos. Nada que ver con Custodia Compartida: es claro que Legrand cuenta esta historia sólo para contarla, sin pretender nada más que eso.
Aunque no pasan tantas cosas en este filme, uno siempre está temiendo que se venga el mundo abajo. Eso es lo que hacen los grandes filmes de suspenso. Este es un buen momento para recomendarle a aquellxs que hayan pasado por situaciones de violencia de género que no vean esta película. Custodia Compartida es un ataque de pánico cada quince minutos. No podía ser de otra manera.
VEREDICTO: 9 - ¡NI UNA MENOS!
Al tratar temas delicados de manera respetuosa pero visceral, Custodia Compartida resulta ser una experiencia devastadora e inolvidable. Advertencia: cada momento del film es un disparador. Incluso cuando nunca hayas pasado por una historia como esta.
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