El problema a la hora de reseñar una película de una saga como Star Wars, o como cualquier otra de la que somos fans y hay un factor emocional ineludible, es que muchas veces caemos en la trampa de hablar de lo que creemos que "debería" ser la historia, de acuerdo a nuestros gustos y años y años de expectativas, en lugar de hablar de la película que efectivamente tenemos ante nosotros. Y sí, me incluí en la oración porque más de una vez me encontré mordiendo el anzuelo. Pero tranquilos, que esta vez no será así, lo prometo. Hasta dejé pasar un día entero antes de sentarme a tipear estas líneas, para que la reseña sea menos personal y emotiva.
Voy a hacer una breve sinopsis tratando de contar lo menos posible, porque realmente vale la pena más que nunca que vayan con la mínima información encima: Los Últimos Jedi comienza, por primera vez en la historia de la franquicia, exactamente a continuación de la entrega anterior (o sea, El Despertar de la Fuerza). Nada de elipsis ni saltos temporales esta vez, sino que inmediatamente nos reencontramos con Rey entregándole el lightsaber a Luke Skywalker en la solitaria isla de Ahch-To, con la esperanza de que el legendario Maestro Jedi le enseñe los caminos de La Fuerza. Por su parte, el resto de la Resistencia (que incluye a la General Leia Organa, Poe Dameron, BB-8, C-3PO, y un Finn recuperado luego de las heridas inflingidas por Kylo Ren) se encuentra realmente contra las cuerdas, con la Primera Orden acechándolos (bajo las órdenes del Líder Supremo Snoke, el General Hux y el mencionado Kylo) para liquidarlos de una vez por todas. Y en este punto quiero destacar que acá realmente vemos a nuestros héroes a la defensiva como nunca: la Resistencia no es más que un pequeño ejército tratando de aguantar los golpes hasta el último round y que lo salve la campana.
Sin lugar a dudas una de las mejores cosas que tiene la película escrita y dirigida por Rian Johnson es que todo el tiempo, casi desde la primera escena, desafía nuestras expectativas, entregándonos aquello que tanto estábamos esperando y sorprendiéndonos a mitad de la revelación. ¿Esa escena que viste en el trailer y que estás seguro que va a transcurrir de tal manera? Sí, transcurre así... y a su vez no. Realmente hay que darle crédito a Johnson por sorprendernos varias veces en una saga donde, por momentos, parece que ya está todo dicho, explicado, graficado y publicado. En más de una ocasión me encontré tomándome la cara con ambas manos (y muy posiblemente un hilo de baba colgando de mi boca abierta) al ver imágenes por las que esperé 34 años (recuerden que Return of the Jedi es de 1983) justo en el momento en el que menos las esperaba.
Hamill nos entrega un Luke abatido por sus fracasos. |
Quizás el aspecto más criticado de The Force Awakens fue el fuerte paralelismo, por llamarlo de alguna manera, que trazó J.J. Abrams entre el séptimo episodio y A New Hope, la cinta original de 1977. Es por eso que los fans más quisquillosos temían que Rian Johnson cometiera el mismo "error" y repitiera la estructura narrativa de The Empire Strikes Back; algunos puntos revelados sobre la trama e incluso algunas declaraciones hechas por el propio director hace unos meses no hacían más que alimentar dicho temor. Afortunadamente, The Last Jedi también sorprende desde ese lado: Johnson remite a algunos puntos claves de la primera trilogía (¿cómo no hacerlo?) pero logra trazar su propio sendero, logrando que las comparaciones con el quinto episodio sean mínimas o simplemente cosméticas.
Mark Hamill se pone la película al hombro y nos regala su mejor interpretación de Luke Skywalker hasta ahora. Lejos de ser ese joven soñador tocado por la varita del destino que sobre el final logró redimir a la trágica figura de su padre, este Luke es un viejo ermitaño, desilusionado y vencido por el peso de su propio legado. Luke es plenamente consciente no solo de su fracaso, sino también del de la Orden de los Jedi. Hamill logra plasmar esto en pantalla gracias a la intensidad de su voz (recordemos que es un gran, gran intérprete vocal) y a la angustia en su mirada. La otra gran interpretación es la de Carrie Fisher como Leia: distanciándose del cuasi-cameo emotivo de The Force Awakens, en esta ocasión la ex-princesa realmente tiene presencia narrativa y se lleva más de un aplauso. Por supuesto no voy a andar spoileando qué pasa con el personaje, pero fuera cuál fuera su desenlace al rodar los créditos finales, el resultado iba a ser el mismo: es imposible no emocionarse cada vez que vemos a la actriz en pantalla, sabiendo que esta fue su última película. Esa amabilidad y amor en sus ojos te llega directo al cuore, convirtiendo a Los Últimos Jedi en una hermosa oda de despedida para la actriz.
El resto del elenco, "la nueva camada", no hace más que consolidarse firmemente en sus respectivos papeles. Daisy Ridley sigue siendo uno de los mejores hallazgos de los últimos años en el cine de género: Rey puede volverte un flancito con una simple sonrisa con la misma facilidad con la que puede intimidarte con la firmeza y determinación de su rostro; es sorprendente pensar que esta chica era una simplemente bartender hasta hace un par de años. Su contrapartida en el Lado Oscuro, Kylo Ren, se distancia de aquél emo con problemitas de temperamento que vimos en la entrega anterior; esta vez tenemos a un personaje con un claro objetivo y decidido a llevarlo adelante (podrán opinar lo que quieran sobre Kylo, pero Adam Driver es un gran actor). Su "relación" con Rey es uno de los puntos claves de la trama, y Johnson la manifiesta con una sabia utilización del diseño sonoro. Redondeando, John Boyega sigue derrochando simpatía como Finn (quien no termina de asumir del todo su rol como héroe aunque disfruta de la fama), mientras que el Poe Dameron de Oscar Isaac se planta como uno de los referentes de la Resistencia en su momento más crítico. Las incorporaciones de Laura Dern y Benicio del Toro en roles secundarios son correctas pero no terminan de tener mayor importancia en el desarrollo (aunque siempre es un placer inmenso verla actuar a Dern).
Rey llega a la isla de Ahch-To en busca de respuestas. ¿Las encontrará realmente? |
Desde el lado técnico, el film, como no podía ser de otra manera, es impecable. La fotografía no llegará al nivel de belleza descomunal que tuvo Blade Runner 2049 (y creo que van a pasar varios años hasta que otra película lo haga), pero aún así tiene imágenes visualmente impactantes que utilizan recursos no muy empleados en la franquicia. Algunos planos son simplemente maravillosos y tienen muchas chances de convertirse en icónicos, de la misma manera que seguimos recordando a un joven Luke contemplando el atardecer binario. El inteligente uso de la paleta de colores, en especial el blanco y el rojo intenso, le agrega un plus a algunas centrales. Batallas espaciales de Star Wars hemos visto quinientas a esta altura, y sin embargo la que se desarrolla en el planeta Crait (cuyo suelo está compuesto por un mineral rojizo cubierto de sales blancas, por lo que las naves de la Resistencia se arrastran dejando un trazo casi sanguíneo detrás suyo) estará entre las más recordadas de la saga. Ni hablar de ese combate de lightsabers brillantemente coreografiado...
Ya que mencioné el planeta Crait, cabe destacar que, tal cual como ocurrió con Rogue One, la película nos ofrece un vistazo a nuevas locaciones y nuevas razas de criaturas. Desde la ciudad casino de Canto Bight (una suerte de Montecarlo o, mejor aún, una especie de Mos Eisley para alienígenas de clase alta) hasta la presencia de los increíblemente adorables Porgs, los diseños y su realización son exquisitos, mezclando los viejos y queridos "efectos visuales prácticos" (marionetas y sets construidos) con el CGI y la pantalla verde más actuales. Por cierto, los tan publicitados Porgs no están ni la décima parte de lo que varios temíamos que estén en pantalla; excepto un par de escenas, sus apariciones son secundarias y nada fundamentales a la historia. ¡No son los nuevos Ewoks, iujuuuu!
Una de las críticas que leí por ahí es que la película tenía "demasiados chistes", así que quiero mencionar algo al respecto. En primer lugar, y por más que ambas películas/estudios pertenezcan actualmente a Disney, Los Últimos Jedi está lejos, pero lejísimos, de ser Thor: Ragnarok... así que pueden dormir tranquilos. En segundo lugar, y aún más importante, planteo la siguiente pregunta: ¿Desde cuándo Star Wars no tiene humor? ¿Ya nos olvidamos del sarcasmo de Han Solo? ¿O de los sincericidios de C-3PO? ¿O de la escena en la que Han y Chewie (quien, por cierto, nos hacía reír con solo gruñir y mover su peluda cabeza) corrían envalentonados sólo para volver a los pocos segundos perseguidos por una docena de Stormtroopers? ¿O de las miradas pícaras de Ewan McGregor? ¿En serio ya nos olvidamos de todo eso? Y conste que ni siquiera estoy hablando de Jar Jar Binks, porque eso ya sería irme al otro extremo. Sí, Los Últimos Jedi tiene humor... como siempre lo tuvo la saga, porque Star Wars (quizás con excepción de Rogue One) siempre fue una franquicia familiera. Por mi parte, los disfruté prácticamente todos, y hubo uno en particular (que involucra a Chewie) con el que me reí a carcajadas al igual que casi toda la sala. Por supuesto, algunos sentirán que dichas escenas "no pertenecen" a Star Wars y que Disney está arruinando todo. Vuelvo aclarar que no pienso de esa manera pero, aún si "no pertenecieran", la verdad es que tampoco desentonan.
Kylo ya no es el nenito caprichoso que vimos en The Force Awakens. |
La película no es perfecta, por el simple hecho que ninguna película lo es. Quizás lo único que realmente se puede criticar con fundamento es que la aventura en la que se ve involucrado Finn junto a Rose (el nuevo personaje interpretado por Kelly Marie Tran) se siente como una sidequest que no termina aportando demasiado y deja bastante aislado al personaje del resto del equipo. También un punto de la trama que es abandonado sin explicar exactamente qué y por qué (se darán cuenta que estoy haciendo malabares evitar dar detalles). Todo lo demás son decisiones argumentales con las que podemos estar de acuerdo o no (aclaro que yo no estuve de acuerdo con todas), pero lo que está hecho, está MUY bien hecho y respeta no solo el historial, sino lo que los mismos protagonistas establecen previamente en los diálogos. Aunque seguramente serán varios los fans que alzarán sus puños quejándose de tal o cual cosa, porque... seamos sinceros, los fans somos bichos raros a los que nada nos viene del todo bien. Pero, como dije al comienzo, hay que saber diferenciar entre la película que es y la película que, según nosotros, debería haber sido.
Para terminar, voy a hacer una confesión: luego de la función de prensa a la que asistí, fui a sentarme a la plaza cercana y me quedé allí solo durante un rato. Como viejo enfermito de la saga (a mis tiernos 4 años, Return of the Jedi fue la primera película que vi en mi vida) necesitaba asimilar todo lo que acaba de contemplar, que fue mucho. Siempre consideré que Star Wars, en su raíz, era una fábula generacional: la historia de una familia que, a pesar de tener las mejores intenciones, fracasó más veces de las que acertó, trayendo consigo dolor y sufrimiento para quienes los rodeaban. Y aún así, los Skywalker siempre lograron inspirar a la siguiente generación, incluso de manera indirecta. Los Últimos Jedi continúa con ese legado, honrando de la mejor manera a la trilogía original y plantando la semilla de lo que será el futuro de la franquicia. De la misma manera, y a pesar de que también tuvo sus errores, es maravilloso presenciar cómo George Lucas inspiró a toda una generación de realizadores hace 40 años, cuando nos transportó por primera vez a una galaxia muy, muy lejana, a la que no nos cansamos de volver una y otra vez.
VEREDICTO: 9 - LA CHISPA, ENCENDIDA ESTÁ
Cuando creíamos que ya nada nos podía sorprender en la saga o que "los trailers ya contaron toda la película" (ese comentario jamás resultó tan sinsentido como acá), llega Rian Johnson y desafía nuestras expectativas escena tras escena. Star Wars: Los Últimos Jedi es todo lo que esperábamos y a su vez nada de lo que predecíamos, con momentos anticipados hace 34 años y otros totalmente inesperados. Van a aplaudir, van a emocionarse, van a llorar, se les va a poner la piel de gallina y van a volver a aplaudir. En definitiva, van a volver a sentirse como ese niño que jugaba con una rama a ser Luke Skywalker y abría "con la mente" la puerta automática del shopping.
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