A James King (Will Ferrell, dale, ¿tengo que aclararte que es el de Anchorman y Stranger Than Fiction, entre otras tantas glorias? Ferrell es uno de nuestros más grandes comediantes contemporáneos, no jodas) todo le sale bien: tiene una futura esposa hermosa que lo ama y está loca por él, es un as de los negocios que no deja de facturar de la mano de su suegro, y no sólo vive en una mansión enorme, sino que además, en vistas de su boda, se mudará a una aún más grande.
Pero James también es un tipo bastante soberbio. Desagradecido. Y, sobre todo, racista. En la fiesta de su compromiso, caen agentes del FBI a arrestarlo por presunción de estafa. Presunción que se confirma, y le dan 30 días para arreglar sus asuntos antes de llevarlo a la cárcel de San Quentin, donde, por ser un tipo fino y sin calle, se convertirá en la puta de todos los otros reclusos.
El racismo que lo caracteriza le da una
idea que (cree que) le salvará el pellejo: asume que Darnell (Kevin Hart, The Wedding Ringer), quien le lava el
auto, por ser negro seguramente ha estado preso, así que lo contrata para que lo
entrene en vistas a poder sobrevivir en prisión. Pero elige a un
negro equivocado, porque Darnell es más bueno que el pan; aún así no deja pasar la
propuesta, ya que con los 30.000 dólares que le cobrará a King por
couchearlo, podrá ponerse su propio lavadero.
La trama principal de la película, que
es este entrenamiento en su mansión convertida infantilmente en
cárcel, no tiene desperdicio. Darnell le pide a su primo que le
cuente sus días en prisión y, en base a eso, arma un cronograma de
entrenamiento que incluye cómo desenvolverse ante una pelea, cómo
tratar de huir y cómo poner cara de perro para marcar territorio. La
cuenta regresiva de la libertad se va terminando y el entrenamiento
no funciona del todo. Hasta que finalmente llega la lección de cómo chupar
pijas. Frente al rechazo que le ocasiona a King dicha idea, cobra una
valentía y una voluntad de entrenamiento impensada y sí, se comienza
a hacer duro más rápidamente.
Las actuaciones, sobre todo de Darnell
y todo el universo de personajes secundarios, hacen de la película un
excelente entretenimiento. Y el gran logro que tiene es que no es
sólo una suma de situaciones graciosas para pasar un rato. Hay un
guión detrás muy bien construido, hay una empatía muy bien
lograda con el personaje de King porque, realmente, aunque sea todo lo mal
tipo que te conté al principio, no deja de ser tierno y encantador.
Es más, él mismo, ante la perspectiva de perder todo, va cayendo en cuenta de qué cosas son prioritarias por sobre otras en la vida y revisita sus propios valores.
En otro orden de cosas, hay en la combinación de los colores
de vestuarios y espacios y la iluminación, tan pareja, con pocas sombras
y contrastes, una intención de hacer a la película, por así
decirlo, amigable. Es linda de ver, más allá de la historia, en el
aspecto visual. Pero linda de ver en el sentido juguete infantil, no
en el sentido cuadro de Dalí: sin pretensiones ni un trasfondo
artístico ni metafísico, la película simplemente se ve bien. Linda.
Ordenada. Bueno, sí, si lo están pensando debo reconocer que tienen razón, decir lindo en una review quizás
no es del todo correcto. Se ve estéticamente agradable, aunque esta
expresión sea quizás más subjetiva que decir simplemente linda.
VEREDICTO: 9.0 - ¡FERRELL AL PODER!
Enmarcándose dentro del cine de entretenimiento, Get Hard ha logrado ser una agradable sorpresa. Muestra una historia donde los valores materiales de un personaje logran revertirse por completo ante la crisis de perderlo todo y, a raíz de ese mismo hecho, puede ser mejor persona. No sólo es una hora y media de una historia dinámica y gags impecables, sino que también logra transmitir un mensaje positivo acerca de los valores erróneos que podemos tener actualmente.
0 comentarios:
Publicar un comentario