Durante el rodaje de Tiburón, el personaje titular hecho de cables y plástico se la pasaba hundiéndose y funcionando mal, lo que forzó al joven Steven Spielberg a filmar toda la película sugiriendo su presencia más que mostrándola en cámara. Por su parte, Quentin Tarantino no tenía el presupuesto para filmar la escena del robo de los diamantes de Perros de la Calle, así que estructuró todo el guión de forma no lineal para obviarla. Estos son sólo dos ejemplos de cómo los buenos directores aprovechan los inesperados problemas de la producción para crear obras únicas.
Para otros cineastas con menos creatividad existe otro camino: introducir Grandes Ideas en sus historias. Eso es lo que hacen, o lo que tratan de hacer, los realizadores de películas mumblecore. Pero Rupert Wyatt no es un realizador así. Director del inesperadamente exitoso e inesperadamente bueno reboot de El Planeta de los Simios (la primera, la de James Franco), en La Rebelión (título original: Captive State) busca contar una historia sobre una insurrección en un futuro post-apocalíptico, con resultados decepcionantes.
¿Se acuerdan de La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos? Prepárense para La Invasión de los Usurpadores de Estados, mejor conocida como La Rebelión. |
Han pasado nueve años desde que una raza extraterrestre invadiera la Tierra y desde entonces se han hecho con el poder político, arrojando a la humanidad a una dictadura fascista. Una pequeña resistencia, de pocos recursos pero bien organizada, planea un ataque contra los aliens durante una rara aparición que van a hacer en público. Y un investigador que trabaja para el gobierno de facto, interpretado por John Goodman, les está pisando los talones.
Quizás porque ya fue planeada desde un principio para ser realizada con un modesto presupuesto, Wyatt y la co-guionista Erica Beeney se aseguran de que los extraterrestres aparezcan poco y nada. Pero esto no es una situación como la de Spielberg y Tarantino, sino la otra, la de los mumblecore. La Rebelión no está tan interesada en la mecánica de empezar una revolución, sino más bien en las ideas políticas y filosóficas que llevan a una persona a dejarlo todo por el utópico sueño de crear un mundo mejor.
John Goodman irá valientemente a donde ningún John Goodman ha ido antes. |
No es que yo esté en desacuerdo con lo que promulga la película; es más, aquellos que piensen como yo seguramente sabrán apreciar ese aspecto. Pero Wyatt se lo toma demasiado en serio, como si se olvidara que esta es una película sobre aliens que invaden la tierra. La metáfora es demasiado obvia y al mismo tiempo va a un lugar demasiado predecible; el resultado final se asemeja más a un panfleto que a un thriller.
Todo en La Rebelión apunta a ese tono de seriedad, desde la fotografía terriblemente fría y gris hasta las actuaciones del elenco al que no se le permite un solo momento de levedad o gracia. Que son la clase de cosas que hacen que una revolución valga la pena.
La Rebelión se queda corta en muchos aspectos, pero así y todo logra justificar su existencia gracias al talento de sus creadores y la ambición (no completamente realizada) de sus ideas. Recomendada más para los fans del thriller político que para los de la ciencia ficción.
VEREDICTO: 5.5 - REBELDE WAY
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