Esta reseña podría comenzar de muchas maneras. Podría decirles que esta es una película de terror, y también una de las más aclamadas del género en lo que va del año. Podría decirles que no es una película de terror, sino que es un drama particularmente intenso. Podría decirles que sí es una película de terror, pero no de terror común y corriente, sino algo mucho más profundo. O podría comenzar advirtiéndoles que no me gustan las películas de terror, y que por lo tanto no deberían confiar en mi criterio. Lo cierto es que podrían decirse muchas cosas sobre El Legado del Diablo.
La ópera prima de Ari Aster, de título original Hereditary, cuenta la historia de Annie Graham, una escultora dedicada a las miniaturas e interpretada por Toni Collette. Inmediatamente después del funeral de su madre, con quien tenía una mala relación, extraños y casi imperceptibles fenómenos paranormales empiezan a manifestarse en la casa que Anni comparte con su esposo Steve (Gabriel Byrne), su hijo Peter (Alex Wolff) y su callada hija Charlie (Milly Shapiro).
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| Que no los engañe la pésima traducción del título: El Legado del Diablo es una de terror que definitivamente tiene que verse en el cine. |
Decir más sería caer en spoilers, y créanme cuando les digo que no quieren eso. El Legado del Diablo es la película más WTF que he visto desde mother! Y también es de interés desde el punto de vista temático: aquí, al menos al principio, el fantasma es el luto y la incapacidad de lidiar con él. En momentos de crisis, buscamos refugio en nuestras familias; sin embargo, cuando la familia es disfuncional, como resultan serlo los Graham, solo se consigue echarle sal a la herida.
En las cuestiones técnicas, Hereditary no se queda corta. La fotografía de Pawel Pogorzelski es impresionante: tomas largas que se deslizan por la casa de los Graham, colores cargados de electricidad, y alguna que otra toma nocturna que merece verse en el cine. La actuaciones de Collette y Wolff capturan hábilmente la ansiedad y confusión de alguien que ha perdido a un ser querido; en el caso de Collette, también la incredulidad y la euforia cuando encuentra la manera de recuperarlo. Ah, y la joven Milly Shapiro es una de las caras inolvidables del terror moderno.
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| Alex Wolff es tan bueno en esta película que lo perdono por arruinar Death Note. Ah no, ese era su hermano, Nat. |
Ya les dije que el horror no me gusta, o más precisamente no me atrae, ni siquiera con excelentes actuaciones o fotografía. Aunque Aster ha dicho que siempre pensó a El Legado del Diablo como un drama, los pocos clichés que quedaron son demasiado tajantes: la banda sonora es poco original; los personajes podrían estar un poquito más desarrollados; y el tercer acto, donde el director y escritor deja de lado el luto como monstruo e improvisa un final.
Reconozco que esto último no me molesta tanto, porque es un final francamente aterrador. El film de Aster se inscribe cómodamente en el subgénero de arthouse horror. Ya hablé sobre ello en mi review de Los Inquilinos pero, para resumirlo, son películas de terror que buscan inspirar miedo tanto con la puesta en escena y el montaje como con la historia. Este es sin dudas un gran ejemplo de este nuevo subgénero que promete explotar dentro de muy poco.
VEREDICTO: 8 - CASA DE MUÑECAS
El Legado del Diablo es un mejor drama familiar que El Resplandor, pero no una mejor película de terror. Aún así, si quieren ir al cine y ver un film imposible de predecir y volver a casa con sensaciones de oscuridad en el pecho, apúrense antes que la saquen de cartelera. No recomendad (pero requerida) para los fans del cine de horror berreta.
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