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sábado, 3 de marzo de 2018

Review: VERÓNICA


By on 8:10 p.m.



Allá por el 2007, los directores españoles Jaume Balagueró y Paco Plaza sorprendían al mundo entero con [REC], un falso documental sobre un brote de virus que transformaba en "zombies rabiosos" a los infectados de un edificio residencial en Barcelona. La película cosechó una gran cantidad de fans, lo cual había permitido la producción de secuelas y hasta dos adaptaciones made in Hollywood (que por supuesto no le llegaron ni a los talones). La dupla terminó por separarse, pero ambos se volvieron un ícono del cine de terror español.

Netflix acaba de agregar a su catálogo la última y más personal película de Paco Plaza, estrenada en los cines en 2017, cosechando un sinfín de buenas críticas a su paso. Se trata de Verónica (o La Posesión de Verónica, cómo se conoció en Latinoamérica). 

Una de los puntos más aterradores del film es que está basado en el denominado "Expediente Vallecas", la única actividad paranormal en España registrada en un informe policial, donde una adolescente fue hallada muerta luego de experimentar una posesión demoníaca. 

Eso no puede ser bueno...

La historia va así: Verónica es una joven que comienza a adentrarse en el mundo del ocultismo para tratar de contactarse con su padre, recientemente fallecido. Luego de intentar comunicarse con su espíritu, durante un eclipse de sol, comienza a experimentar cambios y el acecho de una presencia aterradora que pone en peligro la vida de sus hermanos. 

Paco Plaza nos presenta una película que tranquilamente podría desarrollarse en el universo de El Conjuro (de hecho, la fotografía y la manera de narrar la historia son casi un homenaje a la obra de James Wan). La atmósfera lograda te transporta a 1991, con música de Héroes del Silencio incluida (¿se acuerdan?). Es notable como, en unos pocos minutos, el espectador logra conectar con los personajes: una familia de clase media trabajadora, donde la hija mayor se tiene que hacer cargo de sus hermanos (dejando su vida de adolescente de lado), mientras la madre trabaja todo el día. Desde el momento que presentan a Verónica (Sandra Escacena) y sus hermanitos, Lucía (Bruna Gonzáles), Irene (Claudia Placer), y el MVP de la película, Antoñito (Iván Chavero); ya sabés que vas a sufrir mucho si les pasa algo a estos niños (y sí, les van a pasar muchas cosas).

¿Alguien puede pensar en los niños?

El comienzo de la película te pone los pelos de punta con el audio de la grabación del llamado al 911 que se realizó la noche de la posesión, y Plaza se despacha con una toma donde la cámara va siguiendo al detective a cargo del caso bajo una lluvia torrencial. 

Es para destacar la actuación de todo el elenco infantil, creíbles a cada instante. Sandra Escacena se pone la 10 para sostener ella sola todo el dramatismo del film; en todo momento le creés y sentís empatía por todo lo que está atravesando (y no sólo hablamos de la transición de la adolescencia). El pequeño Iván Chavero no debe tener más de 6 años, y sin embargo está ahí, actuando, haciendo caso a las ordenes del director y todo de manera tierna y convincente; un verdadero crack.

Antoñito la rompe toda. ¡Que no le pase nada!

Tal vez el punto más flojo de Verónica resulta ser el "bicho", a.k.a el demonio de turno, que la verdad tiene un diseño que no inspira nada de miedo. De hecho, es truchísimo, pero aún así me alegra que hayan gastado todo el presupuesto en la ambientación y no en un CGI berreta para crear una criatura fantasmal. Al fin y al cabo, la película te inquieta por todo el trasfondo que viven los chicos y no tanto por "aquello" que los acecha.

Como comenté al principio, Verónica ya está disponible en Netflix, y es ideal para ver completamente a oscuras y con el volumen bien alto, acompañado con unos pochoclos caseros. Eso sí, prepárenlos antes y con todas las luces de la casa encendidas... por las dudas. 



VEREDICTO:  7 - EL CONJURO 2.5

El miedo que te genera Verónica pasa por las situaciones que viven sus protagonistas, y créanme que es razón suficiente para estar asustado y flashear que tenés un fantasma sentado al lado tuyo, mirándote a los ojos. Tanto la fotografía como las actuaciones de los chicos son espectaculares. Paco Plaza nos trae una película chica pero hecha a lo grande.


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