Las pinturas de Vincent van Gogh tienen un encanto único y cautivador, que lo convirtieron en uno de los principales exponentes de las artes plásticas, reconocido por todos los públicos. Sus impactantes obras de arte son utilizadas en Loving Vincent (o Cartas de van Gogh, título con el que Netflix lo sumó a su catálogo) de manera tal que nos enamoramos de inmediato con ellas y de ellas.
La película es una biopic original que mantiene una trama sumamente atrapante sobre la muerte del artista. Todo comienza cuando un cartero de nombre Roulin (interpretado por Chris O´Dowd) le pide a su hijo Armand (Douglas Booth) que entregue, un año después de su fallecimiento, una carta que el propio Vincent le había escrito a su hermano, Theo van Gogh. Y le cuenta que él mismo había recibido una carta de su amigo Vincent, en la que le contaba que estaba completamente sano. Roulin, de esta manera, confiesa que cree poco probable que el pintor se hubiera suicidado.
Loving Vincent resulta encantadora a nuestros ojos desde todos los ángulos, además de ser un particular viaje al pasado que nos permite ubicar perfectamente en el período contemporáneo al pintor, haciéndonos sentir que retrocedimos en el tiempo para poder entenderlo a él y a los demás personajes de su entorno. Y para envolvernos en la magia del arte visual y embebernos de óleo, Dorota Kobiela y Hugh Welchman (directores del largometraje) nos brindan esta maravillosa obra al estilo del pintor holandés, inmortalizando la esencia de sus pinturas y su sensibilidad.
Hay que destacar que la película (nominada como Mejor Película de Animación en la última entrega de los Oscars) fue filmada con actores de carne y hueso para que luego un grupo de 125 artistas pintaran encima, fotograma por fotograma, los escenarios y personajes con la misma técnica al óleo empleada por van Gogh. Con un total de 65.000 cuadros pintados en un período de dos años, se procedió a fotografiarlos y animarlos utilizando el artesanal recurso del stop-motion.
Es por ello que Loving Vincent se trata de un film al cual podemos definir, en el sentido más literal de la expresión, como una auténtica obra de arte.
Roulind y Armand al óleo. |
Así es como Armand emprende un viaje en búsqueda de Theo, hasta que es informado de su fallecimiento, a causa de la sífilis, poco después de la muerte de Vincent. La persona que le cuenta esto a Armand menciona también al Dr. Gachet, quien medicó y atendió a Vincent los últimos meses de su vida (y con quien los hermanos van Gogh mantenían una relación tan estrecha que lo consideraban parte de la familia). Armand decide entonces cambiar su rumbo y dirigirse a Auvers, el pequeño pueblo francés donde tuvo lugar la muerte del pintor. Pero ya en Auvers, a Armand le resulta difícil dar con el Dr. Gachet así que, mientras lo espera, decide hospedarse en el mismo lugar en el que se hospedó Vincent e investigar sobre la sospechosa situación que llevó al artista a la muerte.
Loving Vincent resulta encantadora a nuestros ojos desde todos los ángulos, además de ser un particular viaje al pasado que nos permite ubicar perfectamente en el período contemporáneo al pintor, haciéndonos sentir que retrocedimos en el tiempo para poder entenderlo a él y a los demás personajes de su entorno. Y para envolvernos en la magia del arte visual y embebernos de óleo, Dorota Kobiela y Hugh Welchman (directores del largometraje) nos brindan esta maravillosa obra al estilo del pintor holandés, inmortalizando la esencia de sus pinturas y su sensibilidad.
Puro deleite visual. |
Hay que destacar que la película (nominada como Mejor Película de Animación en la última entrega de los Oscars) fue filmada con actores de carne y hueso para que luego un grupo de 125 artistas pintaran encima, fotograma por fotograma, los escenarios y personajes con la misma técnica al óleo empleada por van Gogh. Con un total de 65.000 cuadros pintados en un período de dos años, se procedió a fotografiarlos y animarlos utilizando el artesanal recurso del stop-motion.
Es por ello que Loving Vincent se trata de un film al cual podemos definir, en el sentido más literal de la expresión, como una auténtica obra de arte.
VEREDICTO: 9 - ÓLEO Y CELULOIDE
La vida de Vincent van Gogh, narrada mediante la técnica que él mismo utilizaba en sus pinturas, es sin duda una idea sumamente original que los amantes del arte plástico disfrutarán, tanto visual como cinematográficamente, Loving Vincent es un film INCREÍBLE, una verdadera obra de arte que no se pueden perder.
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