La sección "Hora Cero" es tan grosa que debería tener su propio festival. "Festival Hora Cero", suena re bien encima. Laura Sánchez Acosta fue una de las directoras que presentó su obra en esta sección y se llevó merecidísimos aplausos.
Después de la muerte de su esposa, Oscar (Oscar Molinari) y su hija Tamara (Tamara Liberati) llegan a una casa del monte a pasar unos días, por recomendación de la psicóloga de la chica, cuya cordura se está desmoronando. Desde el principio se establece que hay una dualidad entre ellos dos que los opone y los aleja: Oscar es más racional, estructurado, es quien cree en el tratamiento de la hija. Tamara, en cambio, al tener esta racionalidad dañada, está más relacionada con otras percepciones y es más propensa a creer en mitos, leyendas, hasta el punto de obsesionarse con ellas. Hay un detalle que plasma esta diferencia sutilmente: Oscar suele hacer sudokus, apela a la lógica para resolver sus pasatiempos, en contraposición a su hija, quien dibuja constantemente, y de hecho ni siquiera dibuja cosas concretas, sino que garabatea.
Esta tensión entre los dos, la certeza que nunca van a entenderse, se acrecienta con el uso de encuadres compuestos, donde los dos están en plano. Al tratar de acercarlos formalmente podemos comprobar que juntos no funcionan, que la relación entre ambos está forzada. Y entiendo que es por eso que, llegando al tercer acto, cuando las diferencias se vuelve irreconciliables, casi no vuelven a compartir plano.
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| Tamara cree. |
A esta relación tensa se suma un clima de enrarecimiento general. Tamara insiste en que hay una criatura que los acecha y Oscar no le cree a tiempo. La banda sonora, con música incidental o con el típico sonido de chicharras y bichos de clima cálido y pesado, le suma carga a este extrañamiento; lo mismo diferentes inserts breves, como flashes, de sangre e insectos, que no sabemos si ya pasaron, si sucederán o si son imaginación de alguno de los dos, pero ofician como una enorme señal de alerta de que "acá pasa algo".
La suma de todos los elementos y la aparición de pruebas que atestiguan que Tamara no está tan equivocada, desembocan en un clímax donde el ritmo se dispara y llegamos a una gran revelación que termina de darle sentido a todo lo que vimos antes.
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| Oscar razona. |
La clave de Relicto es el manejo de la información: el juego de lo que sabés, lo que no sabés y cómo y cuándo lo descubrís, sostiene los 92 minutos de duración de la película, plasmada además en una puesta en escena muy inteligente. Y al anclar la historia en un mito entrerriano, suma un valor de verdad que estremece.
(Para toda la cobertura del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata,
Sarpada reseña! Me encantó!
ResponderBorrarGenial!
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