multiplex
la cuarta pared

martes, 24 de noviembre de 2015

Review: LOVE


By on 11:21 a.m.

Si hay una película que vino infladísima y prometiendo polémica y provocación en los últimos meses, esa fue Love, del otrora transgresor Gaspar Noé (Irreversible, Enter The Void). Se estrenó con bombos y platillos en Cannes y los medios no dudaron en calificarla como "la decepción del niño prodigio del séptimo arte". Pero a nosotros, tercermundistas, nos llegó vía internet hace poco... y tenemos que reconocer que la crítica previa no estuvo tan errada.

Murphy (Karl Glusman, de Starship Troopers: Invasion y Embers), el protagonista, se despierta todo resacoso y roto un 1º de Enero, ante el llanto de su hijito de dos años, y comienza a recordar su pasado; más precisamente a Electra (Aomi Muyock, de Le Grand Journal de Canal+), su anterior novia, a aquella que amaba de verdad cuando estudiaba cine en París y ambos se la pasaban entre drogas y sexo. Sexo explícito y, para aquellos que pudieron verla en cine, en 3D. Son lo felices, se enfiestan con Omi (Klara Kristin, también de Le Grand Journal de Canal+), una vecina rubia con quien Murphy reincide luego, solo, sin Electra, y con tanta mala suerte que la embaraza. Y medio que acá termina la trama, porque de ahora en adelante sólo lo seguimos a Murpy en pensamientos y recuerdos vagos sobre su amorío con aquella mujer ideal. Y no es que acompañamos sus divagues un ratito: la película dura dos horas y cuarto. Sí, un pijazo.

Definitivamente, la cinta es tibia, más tibia que la mismísima bazofia de Cincuenta Sombras de Grey. Los actores no tienen ningún tipo de carisma ni atractivo que nos mantenga hipnotizados en las escenas sexuales, pornográficas, que se hacen eternas. Y desde la puesta en escena tampoco hay ningún truco, ninguna intención de fragmentar la imagen en planos más cercanos, de involucrar al espectador. La mayoría de las escenas de sexo se muestran desde arriba, a la distancia, como si sobre la cama de Murphy hubiera uno de esos míticos espejos de hotel alojamiento en el techo, esos mismos que esconden cámaras para grabar a los amantes. No hay provocación, no hay asco, no hay calentura, no hay absolutamente nada además de un exhibicionismo vacío e innecesario.

El mismo encuadre para el 90% del sexo... aburridooooo.

Lo que se supone que Noé quería hacer retratando estas escenas de sexo era llegar a través de ellas a mostrar el amor en pantalla, tal como el título del film pregona. ¿Pero no son acaso el sexo y el amor dos cosas diferentes? ¿Por qué mostrar de la misma manera el sexo con Electra, a quien sí amaba, que con Omi, a quien aborrece? Quizás nosotros no somos el público al que Noé dirige sus obras, a pesar de haber sabido encontrar genialidad en algunas de sus cintas previas. Pero la opinión general nos da la razón y apunta en el mismo sentido: decepción.

Y si dejamos de lado la falsa promesa de sexo provocador, logrado solamente en un plano donde un pene eyacula al público en 3D (sensación que por supuesto se pierde al ver la película desde tu casa), vayamos a la trama. Pero... ¿qué trama? Love sólo se trata de Murphy llorando por los rincones, recordando a su ex y sufriendo su vida actual; tampoco logra ningún tipo de controversia desde ese lado: es una historia de nostalgia, de desamores y de drogas que podríamos ver a las tres de la tarde después de la novela de Thalía. Y, además de la falta de provocación, el embole, porque es una historia vista mil veces, esta vez de la mano de tres huequísimos personajes sin profundidad, sin identidad, sin alma.



VEREDICTO: 4.0 - UNA VERGA

Noé prometió, infló la expectativa como un globo y luego la pinchó. Love debe haber entrado en Cannes sólo por el renombre de su director, y se hizo popular en los medios porque sus afiches tenían la foto de un pene eyaculando. Un excelente ejercicio de marketing, pero una aberrante experiencia cinematográfica.


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