Sin lugar a dudas, una de las secciones que más disfrutamos de este festival es la pantalla Hora Cero donde desfilan propuestas de género de diferentes países. El terror no podía estar ausente y llegó de la mano de The Devil's Candy, de Sean Byrne (The Loved Ones), cinta que ya había debutado en el Toronto International Film Fest y también pasó por Sitges en Octubre.
La trama ya fue vista, como en la mayoría de los últimos estrenos de terror. Pero claro que lo que cambia son los personajes, y esto es lo que la diferencia del montón de basura que se estrenó este año. Jesse (Ethan Embry, de Harold & Kumar go to White Castle) es un simpático artista plástico, metalero, casado con Astrid (Shirley Appleby, de Roswell) y con una hija, Zooey (Kiara Glasco, de The Maps to the Stars), que heredó la pasión por la música de su padre. La familia decide mudarse a una propiedad en las afueras, donde el agente de bienes raíces les informa por esa ley yankee tan conveniente para el cine, que en la casa hubo dos muertes. Accidentales, dos ancianos, dice. El matrimonio no se achica ante el dato y decide mudarse igual.
Y ahí es donde empiezan a pasar cosas raras. El hijo del matrimonio fallecido en la casa aparece cada tanto merodeando la propiedad, y las mariposas que Jesse pintaba por encargo comenzaron a transformarse, después de largos trances de pintar impulsivamente, en rostros de niños pidiendo auxilio, envueltos en llamas.
Como comentábamos anteriormente, la trama se percibe genérica. La relación padre-hija y la pasión que ambos comparten por la música, el trato que tienen, inmensa confianza casi de hermanos, les da personalidad, profundidad; el espectador se identifica con ellos fácilmente. La madre, por otro lado, como trabaja todo el día, está un poco desplazada del eje de acción, pero actúa como una ayudante fundamental cuando las papas hierven.
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| La pintura del escándalo. |
Como comentábamos anteriormente, la trama se percibe genérica. La relación padre-hija y la pasión que ambos comparten por la música, el trato que tienen, inmensa confianza casi de hermanos, les da personalidad, profundidad; el espectador se identifica con ellos fácilmente. La madre, por otro lado, como trabaja todo el día, está un poco desplazada del eje de acción, pero actúa como una ayudante fundamental cuando las papas hierven.
El montaje y, fundamentalmente, la banda sonora contribuyen a generar un clima de suspenso a lo largo de toda la película. La música, una bacanal de guitarras estridentes a pleno metal y un montaje que sabe cuando ser vertiginoso o cuando perderse en planos más largos, son lo mas destacable de la factura técnica. El guión no cierra algunas cosas, no las explicita, sino que las deja solamente como una sugerencia, lo cual ayuda a construir un clima de terror general, donde es sabiamente utilizado el principio que reza "tememos a lo desconocido".
VEREDICTO: 8.00 - ¡METAL!
The Devil's Candy es un gran descubrimiento en un festival no especializado en el género. La película, por su guión clásico, podría tranquilamente salir a salas comerciales, aunque probablemente pase desapercibida para el espectador medio ya que no cuenta ni con Robert Pattinson o Adam Sandler en su reparto.
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