Este largometraje cordobés toma su nombre y se construye a partir de un curioso hecho sucedido a fines de 2010: entre Navidad y Año nuevo, cayeron muertos del cielo, en la ciudad de Arkansas, Estados Unidos, alrededor de cinco mil mirlos. Si bien se considera este hecho como una consecuencia directa del exceso de pirotecnia registrado en esa semana, marcado por los ornitólogos como el detonante de un pico de stress que generó el colapso y la muerte de las aves, las hipótesis sobrenaturales y apocalípticas abundan.
A simple vista, la película parece tener un perfil mucho más cercano al BAFICI que al BARS. Pero claro, no es justamente una cinta para quedarse con la primera sensación que te genera. Al costado de un oscuro camino, en medio de la noche, cuatro amigos están varados en su Renault 4 que no arranca. Vienen de entrometerse en la casa de la bruja del pueblo y, aunque se pierdan en pequeños chistes y conversaciones banales, están asustados, alterados, sugestionados. Un policía los ayuda a arrancar el auto, pero por distintos motivos se siguen quedando ahí. No avanzan, no continúan su camino, saben que posiblemente, si continúan demorándose, perderán el colectivo que dos de ellos tienen que tomar. Pero siguen ahí, detenidos, inactivos.
El vehículo, varado en lo conocido desconocido |
Esta inacción, este transcurrir del tiempo entre diálogos cotidianos, el tener un objetivo claro como llegar a la parada del colectivo, sin nada que lo impida pero tampoco haciendo algo para conseguirlo, es lo que acerca a la película a los films con una estructura mucho más moderna que podemos ver en el BAFICI. Pero esa sería una aproximación fácil, simplista; sería abandonar el abordaje de la película a la mitad. Mirlos de Arkansas habla del miedo, de la parálisis que genera el temor, el costado del camino rural, oscuro, por donde pasan pocas almas fugaces a pie; es una especie de limbo del cual ellos también tienen miedo de salir. Y a estos miedos reales se le suman los miedos imaginarios: lo desconocido, lo sobrenatural. Es ahí donde el título de la película cobra sentido: si bien quedarse al costado del camino y todo lo que sucede a continuación tiene una explicación lógica, la sugestión termina siendo más fuerte y los motivos sobrenaturales o fantásticos les llenan las mentes y los corazones sin ningún sentido. Solos, abandonados en medio del camino en plena noche, tienen más miedo de apariciones fantasmagóricas que, por ejemplo, de algún ladrón.
Mirlos de Arkansas, dentro de la Competencia Argentina del Buenos Aires Rojo Sangre (competencia inaugurada recientemente debido a la gran cantidad de películas recibidas), ya tuvo sus dos funciones programadas. Pero podés mantenerte al tanto de su fanpage para próximas futuras proyecciones.
0 comentarios:
Publicar un comentario