Por fin llegó a los cines de nuestro país la aclamada película de Guillermo del Toro, The Shape of Water (o si lo prefieren, La Forma del Agua). El film es uno de los grandes ganadores en la actual temporada de premiaciones (incluyendo el Globo de Oro y el BAFTA a Mejor Director), sin mencionar que es la película con mayor número de nominaciones (trece en total) a los Oscar 2018, destacando aquellas a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz, Mejor Guión Original, Mejor Montaje, Mejor Sonido y varias más (todas ellas, a mi parecer, bien otorgadas).
Hasta ahora parece ser la favorita de la opinión pública: está por todos lados, todos la queremos ver. Y hacen bien en así desearlo. Porque el director mexicano esta vez nos trae un film que, a pesar de estar ambientado en los Estados Unidos del año 1963, en plena Guerra Fría, se aparece ante a nosotros como una historia de amor (casi La Bella y la Bestia) entre un hombre-anfibio (interpretado por Doug Jones) y una mujer muda, Elisa (Sally Hawkins), que trabaja limpiando en un laboratorio donde suceden cosas que los directores del mismo ocultan a la Unión Soviética y a la población estadounidense. La conexión entre Elisa y la criatura es casi instantánea ya que ambos tienen la capacidad de comunicarse a pesar de no saber o, más bien, no poder hablar.
 |
| Elisa y Zelda en una escena crucial. |
Los amigos de Elisa son el señor Giles (Richard Jenkins), con quien vive, y su compañera de trabajo hace varios años, Zelda (la maravillosa Octavia Spencer), que se encarga de hablarle cada segundo de su jornada laboral a pesar de no obtener respuesta alguna por parte de su amiga. La situación con Giles es muy similar, con la diferencia de que éste, al convivir con la protagonista, comparte más momentos de soledad. Todo esto sucede pese a que ambos amigos conocen el lenguaje de señas.
En el lado opuesto están los científicos y los organismos nacionales de seguridad, a cargo del Coronel Richard Strickland (el siempre intenso Michael Shannon), que son totalmente ajenos a esta situación que se está desarrollando y que no les interesa interrumpirla porque ni saben de su existencia. Su objetivo es otro... pero es mejor que lo descubran ustedes mismos. Así como también el desenlace, aunque admito que, en lo personal, me dejó con ganas de más. Y a pesar de que a veces no nos guste cuando eso ocurre, otras tantas veces está bueno que pase; particularmente esta vez lo disfruté.
En el lado opuesto están los científicos y los organismos nacionales de seguridad, a cargo del Coronel Richard Strickland (el siempre intenso Michael Shannon), que son totalmente ajenos a esta situación que se está desarrollando y que no les interesa interrumpirla porque ni saben de su existencia. Su objetivo es otro... pero es mejor que lo descubran ustedes mismos. Así como también el desenlace, aunque admito que, en lo personal, me dejó con ganas de más. Y a pesar de que a veces no nos guste cuando eso ocurre, otras tantas veces está bueno que pase; particularmente esta vez lo disfruté.
 |
| Doug Jones es "la criatura". |
Del Toro nos brinda una película con una ambientación excelente, con los avances tecnológicos propios de la época (como la televisión en blanco y negro) y una banda sonora (con melodías de jazz y swing) que envuelven las escenas con un tono nostálgico, logrando que el espectador retroceda en el tiempo y se ubique perfectamente en la década del '60. Desde lo visual, el director maneja muy bien los colores oscuros y fríos, prefiriendo los tonos verdes y azules (más que nada predominantes en las escenas del laboratorio y alrededores), dándonos una sensación de soledad y, por qué no, humedad. Y, como no podía faltar, el agua ocupa un lugar fundamental en el desarrollo de la historia, apareciendo en ocasiones en momentos muy breves pero que nos quedan grabados en la retina hasta que, al final, nuestro cerebro se encarga de conectar esas imágenes fugaces con el sentido entero del film.
Más allá de que sea una de las principales nominadas a los próximos Oscar, recomiendo fervientemente que la agreguen a su lista de prioridades. Hasta me arriesgo a decir que tienen que verla. Y esperemos que se lleve más de un premio, porque sin dudas es un film que no tiene desperdicio.
VEREDICTO: 9 - NOMINADA IMPERDIBLE
No pueden dejar de ver La Forma del Agua, mucho menos si disfrutan de cierta cuota de romanticismo: es un film que sin dudas tocará, aunque sea un poco, nuestro lado meloso. Su respeto por la trama y los arquetipos de personajes de los exponentes más románticos de Hollywood la hacen aún más atractiva. Y el trabajo realizado por Guillermo del Toro y todo su equipo en cada aspecto del film (fotografía, ambientación, música, arte, guión) es impecable; una vez que pongan su atención en la pantalla, no podrán apartar la mirada hasta el desenlace.
0 comentarios:
Publicar un comentario