Tengo que comenzar diciendo esto: Kathryn Bigelow, la directora de esta película, es blanca. También Mark Boal, el guionista (que ya había hecho equipo con Bigelow para la ganadora del Oscar The Hurt Locker), es blanco. Todos los productores de la película son blancos. El editor, el director de fotografía y hasta el que hace la música son blancos. Honkies, honkies everywhere.
Esto no tiene nada de malo, pero Detroit: Zona de Conflicto es una película sobre la salvaje represión policíaca durante unos disturbios en la mayormente afroamericana ciudad del título. Hace cincuenta años, vale aclarar. Y está basada en hechos reales. En una época en la que más que nunca necesitamos historias sobre la experiencia de las minorías, también necesitamos que sean contadas por las mismas minorías que las sufrieron.
Ni siquiera Falcon puede salvarse de la violencia racista (y sí, ese es Anthony Mackie). |
Así que no pude evitar sentir, mientras estaba ahí sentado en la sala, que estaba viendo algo esencialmente equivocado. Porque no importa cuánto investigues, o cuánto te esfuerces por capturar esa experiencia; si sos blanco, siempre te va a faltar ese je ne sais quoi que existe en el legado de racismo que estás tratando de manifestar.
Este es un tema que me tuvo preocupado, pero no tiene por qué pasarte lo mismo a vos. Los trucos ya conocidos de Bigelow y Boal siguen siendo efectivos, y como en sus trabajos anteriores, logran crear una atmósfera tensísima que te mantiene al borde de tu asiento. El filme dedica la gran parte de su duración a una masacre nocturna en un motel (cuyos detalles nunca quedaron del todo claros, algo que los cineastas resaltan al final de la película).
No, esta no es una imagen de la represión por la reforma jubilatoria, chicos. No le den ideas a Kathryn. |
El elenco hace un gran trabajo: John Boyega interpreta a un guardia de supermercado que se halla de repente en medio de los disturbios y debe decidir si ayudar a sus soul brothers o apoyar a la policía (y salvarse a sí mismo). Algee Smith es un cantante cuya joie de vivre es destruida por la violencia inhumana de las fuerzas de la ley. Pero es notorio que el personaje más memorable sea blanco: se trata del cruel y racista policía interpretado por Will Poulter.
Detroit: Zona de Conflicto es un trabajo formidable de parte de todos sus creadores, pero sólo imagínense si alguien como Steve McQueen o Ava DuVernay o Ryan Coogler la hubiera dirigido. Creo que hasta Tyler Perry podría haber hecho algo más memorable. Podría haber sido la misma película, pero les aseguro que habría sido diez veces mejor.
VEREDICTO: 7 - BLACK VOICES MATTER
Detroit: Zona de Conflicto no es la película definitiva sobre las batallas raciales en los Estados Unidos, y tal vez lo podría haber sido. Lo que sí logra es ser un thriller con resonancias sociales que triunfa más en el primer campo que en el segundo, que es el que importa en definitiva.
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