La TV norteamericana de los años 80 tenía todo lo que el público amaba: Michael J. Fox; autos fantásticos pre-menemistas; un simpático extraterrestre que lo único que hacía era causar problemas; unos reptiles del espacio no tan divertidos y con tintes comunistas; un muchachito que podía crear cualquier tipo de artilugio con un fósforo y una cuchara (claro, era rubio); dos hermanos morochos que vivían con una familia macrista; y un crisol de series plagadas de estereotipos aceptados por la sociedad de aquel entonces. Pero había un pequeño show que albergaba todo esto en muy mismo lugar: racismo, sexismo y estereotipos culturales. Todo eso era GLOW.
El viernes 23 de Junio, de la mano de Jenji Kohan (creadora de Orange is the New Black), se estrenó GLOW en la pantalla de Netflix. La serie retrata los inicios de ese mítico programa de entretenimiento estrenado en 1986, donde un grupo de actrices, cantantes y "modelos" interpretaban a un sinfín de personajes estereotipados (¿alguien dijo musulmanas terroristas?) que se batían a duelos de catch. Lo interesante del show (además de los disfraces de las chicas) era que, antes de cada pelea, había un sketch cómico al mejor estilo Jorge Porcel.
La historia se centra en Ruth Wilder (Alison Brie, a quien tienen vista de las series Community y Mad Men), una joven actriz que no consigue un papel como la gente (los mejores roles son para personajes masculinos), está casi en la ruina y no deja de tomar malas decisiones; ser actriz en la ciudad de Los Ángeles de 1985 no es nada fácil. Sin embargo, su determinación y la casualidad la llevarán a audicionar para un programa "experimental" que se encuentra en desarrollo.
Dicho programa es GLOW (o Gorgeous Ladies of Wrestling): un show de lucha libre femenina desarrollado por Sam Sylvia, un desganado director de películas de ciencia ficción y terror clase B (interpretado por el increíble Marc Maron, un comediante del under que finalmente pasa a jugar a las grandes ligas). Sam cree que a su programa piloto le falta una protagonista, y es allí cuando entra en escena Debbie Eagan (Betty Gilpin, de Nurse Jackie y American Gods), una ex actriz de telenovelas que dejó su carrera para convertirse en la típica esposa mantenida y que descubre que su vida no era tan perfecta como ella creía. Ah, y encima tiene cierta "disputa personal" (por llamarlo de alguna manera) con Ruth, quien, a pesar de ello, intenta demostrarle a Sam que se merece un lugar en el show. Junto al resto de sus compañeras, Debbie y Ruth lo darán todo para que el programa llegue a hacerse realidad.
Ruth no la va a pasar tan bien... |
La ambientación de GLOW es perfecta. La fotografía, el montaje y la música te sumergen de lleno en la década del '80. Los escenarios y el vestuario son de lo mejor que se vio en una serie en mucho tiempo. Desde un cartel de 7-Eleven hasta las zapatillas "Pump" de Reebok, todo nos da la sensación de estar viendo un programa ochentoso pero en HD.
Acompañando de manera acorde, el soundtrack no se queda atrás e incluye temas como "Separate Ways (Worlds Apart)", de Journey; "The Warrios" (Patty Smith); "The Look" (Roxette), "We don’t Get Along" (de Go-Go's); o "Under Pressure" (Queen), entre tantos otros hits de aquella década.
Gracias al formato de 30 minutos de duración por capítulo (con un total de 10), la serie logra mantener el interés del espectador en la historia por lo cual ver dos o tres capítulos consecutivos no se hace para nada pesado. Y a muchos les pasará que, justo en el momento donde están más compenetrados con la trama y más involucrados con las protagonistas, se darán cuenta que solo faltan tres episodios para terminar la temporada.
Ochentosas. |
GLOW intenta darnos la lección de que no todo lo que brilla es oro. Cada uno de los personajes tiene una historia personal, de fondo, que los hace interesantes. Todos se caracterizan por tener demonios internos que intentan superar más a allá de los prejuicios sociales. Hasta el papel más pequeño tiene una razón de ser y un rol que desempeñar dentro de la historia.
El cast se completa con un grupo de lo más variado, que incluye a Sydelle Noel (Captive), Kia Stevens (que, de hecho, es una luchadora profesional), Jackie Tohn (una ex-American Idol), Ellen Wong (la china de Scott Pilgrim vs. The World) y Kate Nash (una cantante surgida de MySpace, y una de las revelaciones de la serie), entre otras. Todas estas caras poco conocidas -por ahora- hacen que la serie tenga una aire novedoso, donde la sobreactuación y la inexperiencia se sienten, están permitidas y encajan perfectamente con el formato original.
Sam Sylvia se merece su propio spinoff. |
La serie en ningún momento se burla de la lucha libre (o wrestling) como tal, sino que rinde homenaje al esfuerzo, la dedicación y la solidaridad que requiere dicha actividad. Lo importante en GLOW es el esfuerzo por la superación que tiene el género femenino. Un esfuerzo que es permanente y que hace a todas las mujeres gloriosas por igual.
VEREDICTO: 8.0 - BRISHANTINA
Con un apartado visual realmente soberbio, GLOW nos van enganchando capítulo a capítulo con la historia de cada uno de sus personajes. Si bien no es lo perfecta que dice la prensa, tiene momentos muy altos como el episodio que, básicamente, es un montaje de entrenamiento "a lo Rocky". Su final es muy prometedor y nos deja cierta esperanza de que, en un futuro, forme parte del panteón de series de Netflix junto a Master of None, Love y House of Cards.
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