¿Alguna vez tuvieron un encuentro sexual vergonzoso? Una noche de sexo casual que les hizo decir para adentro: "Ya está, no la pongo nunca más". Bueno, ninguna de esas experiencias traumáticas e irrepetibles le llega a los talones a lo que van a ver en la nueva-no-tan-nueva perlita británica de Netflix: Chewing Gum.
Esta sitcom express de apenas seis episodios de veinte minutos cada uno enmarca perfectamente la cultura de Tower Hamlets, un municipio de suburbios humildes situado al este de Londres que conocemos a través de los ojos de Tracey Gordon (Michaela Coel), una chica de 24 años cuyo estrato social es el menor de sus problemas porque ha decidido embarcarse en la aventura más importante de su vida: perder la virginidad. ¿Y por qué le cuesta tanto? En defensa de Tracey, no la tiene nada fácil, y Michaela (que además de protagonista es la escritora y directora de la serie) nos lo hace saber en las primeras escenas donde la vemos rezando arrodillada junto a su novio, quien agradece los seis años de castidad que llevan juntos y jura y perjura que van a mantenerse vírgenes hasta el matrimonio y, si hace falta, hasta la muerte.
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| Esto pasa cuando no dictan Educación Sexual en el colegio. Moraleja: dicten Educación Sexual. |
Lo que Ronald (John MacMillan) no tiene presente es que Tracey no va a aceptar seguir con el himen intacto por mucho tiempo más. Decidida a no parecerse a su hermana mayor, Cynthia Gordon (interpretada por Susan Wokoma, una g.r.o.s.a que se lleva puesto todo en lo que actúa, y si no me creen, miren Crazy Heads), empieza una odisea que ella cree la llevará a su primer encuentro sexual con el hombre de su vida... error gigante. ¡Enorme, Tracey! Obviamente lo que arranca con un make over desopilante para conquistar las ganas de su novio, termina con un cambio de 180° en la vida de joven. ¡Y para colmo! cuando apenas pasan cinco minutos del primer episodio conocemos a Connor Jones (interpretado por Robert Lonsdale), un poeta muy del año 2000 que vive rapeando y no tarda en despertar el interés de nuestra protagonista.
Desde tríos mal organizados hasta la venta de consoladores usados lavados así nomás, esta sitcom que empezó como una obra de teatro para la facultad tiene todo lo necesario para reirse un buen rato, disfrutar muy buenas actuaciones y endulzar el oído con el acento británico que tanto nos gusta.
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| Una relación resumida en un frame. Gracias por tanto, Michaela Coel. |
¡Pero ojo!, a no quedarse solo con ese aspecto de esta genialidad audiovisual. Chewing Gum no es simplemente "la historia de una virgen de 24 años": es la historia de una virgen de 24 años que tiene que trabajar para ayudar en su casa; que debe lidiar con una madre que raya en el fanatismo religioso e inventa sus propias eucaristías; que tiene que tratar con una hermana cero compinche que, al igual que ella, quiere saciar sus hormonas pero no para de ponerle palos en la rueda; con nuevos enamoramientos; con una familia disfuncional y un barrio con personajes muy británicos y muy diversos que no les voy a spoilear porque son poquitos y hermosos para ver en acción.
Para cerrar, Michaela Coel dijo en un entrevista que con su escritura buscaba incomodar y lo logra, créanme chicos que lo logra. Durante los 120 minutos que dura esta sitcom no parás de reírte, ya sea por vergüenza ajena, incomodidad o simplemente porque Tracey intentó vestirse como Beyoncé y terminó con un look drag savage que no pega ni con cola. La autora aprovecha la virginidad, religiosidad y hermetismo de su personaje principal para llevarse puestas las vergüenzas y los órdenes establecidos actualmente.
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| Cuando ya no quedan esperanzas... Beyoncé. |
Chewing Gum es, lisa y llanamente, el viaje de una heroína poco convencional a través de una adolescencia que llegó tarde. Con solo 24 años, acceso limitado a internet y un entorno que en su mayoría tiene la moral del Siglo XVII, Tracey tiene que aprender desde cómo sacarse una selfie hasta cómo tener un orgasmo.
VEREDICTO: 9.0 - ALTO CHICLE
Chewing Gum es mucho más que una virgen de 24 años a la que le gusta Beyoncé. Es un retrato de una sociedad que queda a kilómetros de distancia y aún así se nos hace cercana gracias a sus personajes y ridículas situaciones. Seis episodios donde se discuten desde la comedia aspectos de la familia, la religión, el sexo, la sociedad y los tiempos modernos.
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