La mayoría de las historias que se llevaron al cine sobre la Guerra de Malvinas (Iluminados por el Fuego, o Soldado Argentino Solo Conocido por Dios, por citar sólo dos) se sitúan físicamente en las Islas, en el conflicto principal. QTH, la propuesta de Alex Tossenberger, ya parte de un concepto un poco más original: se sitúa en Tierra del Fuego, en el Canal Beagle, donde cuatro personajes aislados transitan una experiencia personal extrema que los transformará por completo.
Un suboficial obsesionado con la comida y con el pequeño hámster que tiene como mascota (Osqui Guzmán), un cabo (Jorge Sesán) y dos marinos, claramente jovencitos inexpertos arrancados de la colimba (Juan Manuel Barrera y Gonzálo López Jatib), se encuentran aislados y con recursos cada vez más escasos controlando la entrada estratégica del Canal Beagle.
Temor y desarraigo. |
QTH hace referencia la sigla que en el código de señales en radiocomunicación alude a la posición geográfica ("Mi QTH es Beagle"). La sigla juega simbólicamente de dos maneras en la situación que plantea la película: por un lado, es una de las tantas cosas esenciales para el suboficial que los dos marinos no tienen idea de qué se trata; el desconocimiento de códigos básicos simboliza de manera sutil la dura realidad de los jovencitos faltos de experiencia y de madurez personal que eran enviados a la guerra. Por otro lado, también marca cierta despersonalización del conflicto: comunicarse mediante siglas estándar implica seguir un código para evitar malentendidos, pero, paralelamente, y fuera de la funcionalidad, se eliminan todas las funciones del lenguaje que no sean transmitir información y quienes lo ejecutan se vuelven, o se sienten, un poco máquinas. El tema de la comunicación con el exterior es fundamental: la preocupación por enviar o recibir cartas de familiares se suma a la angustia por el desarraigo, a la falta de noticias y certezas sobre la guerra, a la amenaza permanente de ser atacados.
Osqui Guzmán, impecable. |
VEREDICTO: 8.0 - HEROICA
Con un relato enfocado más en las personas y sus interiores que en la guerra en sí, QTH muestra, sin caer en golpes bajos ni excesos melodramáticos, la realidad de los hombres que permanecieron en el continente y reivindica su participación en el conflicto.
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