Seguro escucharon esta historia muchas veces, y con los años se fueron sumando detalles que lo único que hacen es llenarla de magia. Se trata de la historia detrás de una novela que cambiaría la vida de muchas personas, de todos los rincones del mundo, y de todas las edades que se puedan imaginar. Y comienza, más o menos, así...
Joanne Rowling vivía junto a su hija recién nacida en un pequeño departamento de Edimburgo. Se había escapado de Oporto, donde estuvo casada con hombre que la maltrataba y que había convertido su vida en un infierno. Sin trabajo y sin dinero, tuvo que pedir asistencia social para poder alimentar a su bebé, con el crudo invierno de la ciudad escocesa que no ayudaba para nada en hacer los días más fáciles.
Para ocupar el tiempo, decidió retomar la escritura de una historia (ella era Profesora de Inglés) que le venía dando vueltas en la cabeza hace un par de años, cuando vivía en Manchester, y de la cual tenía escrito los primeros tres capítulos. Durante dos años escribió esta historia en una cafetería (el único lugar donde su hija se dormía debido al murmullo de la gente), donde solía pedir una café con leche que hacía durar horas.
Cuando terminó el primer borrador de Harry Potter and the Philosopher's Stone (la historia de un niño que descubre que tiene poderes mágicos y debe asistir a una escuela de hechicería), tuvo que transcribirlo desde cero ya que no tenía dinero para pagar las fotocopias. Antes de entregar esa copia a un agente literario en 1995, decidió escribir el capítulo final de la séptima entrega. Porque Rowling tenía muy claro, a pesar de ni siquiera tener una editorial, que se trataba de una saga de siete libros.
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| La primera impresión, valuada actualmente en 35.000 euros. Tranqui. |
No fue fácil encontrar a alguien que publicase la novela: fueron doce las editoriales que rechazaron el borrador de "Harry Potter". Hasta que, un año más tarde, caería en manos del presidente de la editorial Bloomsbury, quien le dio el primer capítulo del libro a su pequeña hija a modo de prueba. Minutos más tarde, la niña bajaría corriendo las escaleras para suplicarle a su padre que la dejase leer el resto del libro.
Rowling no usó su nombre para firmar su primera publicación. La editorial tenía miedo de que la novela no funcionase por haber sido creada por una mujer, por lo que la escritora decidió utilizar las iniciales "J" y "K" (no tenía segundo nombre, por lo cual usó esa letra en honor a su abuela Kathleen).
Es así como un 26 de junio de 1997 llegaría a las tiendas Harry Potter y la Piedra Filosofal. Una historia que, a priori, estaba destinada al público infantil. Pero cuando uno la leía, notaba una profunda oscuridad en el relato. Se podía sentir una amenaza constante contra la vida de su protagonista. Esto hizo que gente de todas las edades se interesaran en la novela. "El niño que sobrevivió" logró que toda una generación descubriera la magia que existe en la lectura, cambiando la vida de todo aquel que se acercaba a esta obra. Luego llegarían 6 libros más, 8 películas, un parque de atracciones en Orlando, y millones y millones (y millones) de dólares.
Potter nos cambió la vida a muchos. En mi caso, me hizo conocer a personas maravillosas y recuerdos que voy a llevar siempre en mi corazón. ¿Cómo olvidar la experiencia de hacer fila para comprar un nuevo libro la noche de su publicación? ¿O hacer dos horas de espera en IMAX para encontrar los mejores lugares para mí y mis amigos? Aquellos que somos fanáticos de esta saga nos reconocemos en la calle. Ya sea por una bufanda de Gryffindor, el tatuaje de un Patronus, o el colgante con el símbolo de las Reliquias de la Muerte. Ni hablar de cuando conocemos a alguien y habla en "potteriano": suma 20 puntos solo por eso.
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| La mítica edición que conocimos varios, de Editorial Salamandra. |
Y es así como una historia que empieza con una tragedia personal terminó enseñándonos algo muy importante: aunque te sientas solo y perdido, siempre tendrás a alguien (o algo) que te acompañe. Siempre vamos a tener a alguien que nos de una oportunidad y lo mas importante: aquellas cosas que perdemos siempre regresan a nosotros, aunque no siempre de la manera que esperamos.
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