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la cuarta pared

lunes, 10 de octubre de 2016

Directo al video: BLOOD FATHER


By on 4:24 p.m.



¿Vieron que hubo tres películas de Taken, donde Liam Neeson se veía envuelto en tiros, lío y cosha golda, por ir detrás de la boluda de la hija? Bueno, Blood Father es algo remotamente parecido. Pero con Mel Gibson todo barbudo. Y una trama con muchísimo más sentido. Lo que no entendemos es por qué si es una historia de padre e hija con realmente mucho más sentido y corazón que la trilogía antes mencionada, no llega a estrenarse en las salas. Pero acá estamos para reivindicarla.

La película comienza con un Mel Gibson casi autobiográfico (recordarán algunos de sus últimos incidentes) en una reunión de alcohólicos anónimos. Tras haber pasado por la cárcel y en plena búsqueda de su hija desaparecida, trabaja tatuando lumpenes en un tráiler alejado de todo en Nuevo México. Tipo cascarrabias y de pocos amigos, se le derrite el corazón cuando su hija lo llama pidiendo auxilio. Claro, lo llama porque, toda drogada y fuera de sí, se mandó una macana muy grande, que involucra armas, drogas, y negocios mafiosos, y sólo papi podría ayudarla.

"¿Liam? ¿So' vo'?"

De ahí en más ambos comienzan a transitar un camino hacia la supervivencia, que incluye la lucha de Mel por no volver a caer en el alcohol ni violar su libertad condicional, las discusiones con su hija porque no deja de drogarse, y varios puntos sin retorno que los obligan a avanzar, como corresponde en un buen guión.

La película no escatima en tiros, explosiones y cosas locas de películas de acción, muy oportunamente musicalizadas y con un viraje general a los tonos sepia, que refuerza la localización en el desierto y, asociada a esta idea de desierto, la soledad que se supone que experimentan los dos protagonistas: están solos, con aliados ocasionales, en contra de una organización criminal poderosa.

"Estoy muy viejo para esta mierda", diría Roger Murtaugh.

Bah, en realidad no están tan solos, están acompañándose entre ellos, recuperando a través de la aventura un vinculo padre e hija que ambos creían perdido hace mucho tiempo. Y es justamente esta hija que regresa por ayuda quien experimenta una gran transformación: empieza siendo algo muy parecido a un pajarito mojado, una chica miedosa y manipulable, y, a través de toda la travesía, aprende de su padre valores que él mismo creía olvidados.

Blood Father es una hermosa historia familiar llena de valores y dinamismo en un contexto de violencia y delincuencia. Es una película de acción hecha y derecha por la que sí vale la pena pagar una entrada para ver en cine. Pero todo parece indicar que nos vamos a quedar con las ganas de verla en pantalla grande. Salvo que tengamos proyector en casa...


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