Directo al video: MIDNIGHT SPECIAL

Algunas veces la cartelera comercial se zarpa poniendo títulos todos iguales, y algunas películas diferentes quedan afuera. Igual, el avance de la tecnología y los medios alternativos permiten que no nos perdamos de algunas joyitas, por eso queremos empezar a recomendarte películas que es muy poco probable que salgan a sala pero que andan circulando. como es el caso de Midnight Special.

La película se centra en la historia de Alton (Jaeden Lieberher), un niño que tiene ciertos poderes que lo hacen candidato de ingresar a la escuela de Jóvenes Talentos del Profesor Xavier. ¿Qué tipo de poderes? Sin ánimos de spoilear tanto -un inventario de las capacidades de Alton le restaría muchísima magia a la propuesta-, digamos simplemente que es un chico muy especial. Tan especial que está bajo la custodia de su padre, Roy (Michael Shannon), y de Lucas (Joel Edgerton), ambos dispuestos a cagarse a tiros con cualquiera con tal de no perderlo de vista. Uno de los villanos oficiales del cine yankee, el FBI, está detrás de él, siendo en este caso los encargados de la búsqueda el Agente Miller (Paul Sparks) y Paul Sevier (Adam Driver); éste último está particularmente abocado a la captura al descubrir que, en los sermones de la parroquia de Calvin Meyer (Sam Shepard), se incluyó información numérica ultra clasificada obtenida por el niño en trance, a quien consideraban una especie de vocero de Dios.

Acá Driver no mata a nadie (¡forro!).

Hasta el clímax, nunca sabés qué es lo que va a pasar, cuál es su misión, a dónde se dirigen los protagonistas a la vez que intentan no ser capturados, o qué es capaz de hacer el nene. Lejos de ser un problema, es la principal fortaleza de la narrativa: no sabés cuál es el objetivo final de “los buenos”, pero no importa; la identificación pasa por cierta conciencia del deber de la unidad familiar acompañado por una potencial separación, cuya incertidumbre está latente todo el tiempo. Te dan los indicios necesarios como para mantenerte interesado a lo largo de toda la historia, llena de persecuciones, pistas, eventos paranormales descontrolados, sin dejar de perderles pisada por un instante.

Los efectos visuales en general son correctos, salvo algunos en particular (que ya podrán percibir si la ven) que escapan un poco del realismo de la propuesta en general. Pero tampoco es un Michael Bay destruyendo ciudades, eh; algunos efectos desentonan hilando muuuuy fino.

Padre e hijo huyendo.

Las actuaciones van acordes al drama planteado, debiendo destacar a Kirsten Dunst en el papel de la madre de Alton: la actriz está ya llegando a una etapa de madurez tanto física como interpretativa que uno puede realmente identificarse con ella, con el sufrimiento constante de tener un hijo especial y todo lo que eso conlleva.

No obstante todo lo positivo que mencionamos, el film tiene puntos que hacen un poco de ruido. El desenlace, por ejemplo. A mí, en particular, me pareció... mmmmh, dudoso.  A lo largo de la trama se generan tanta tensión e intriga que, llegar a un cierre más apoyado en lo visual que en lo narrativo, no sólo decepciona un poco, sino que además es contradictorio en sí. ¿Todo el énfasis previo en generar buenos climas y en construir una historia interesante sólo para rematarla desde un impacto visual usando un CGI que ya vimos en Tomorrowland y desde un plano más simbólico que narrativo? Naaaah, ¡que chafez!

No obstante lo flojo del final (y no es flojo porque sea malo, sino porque es un cambio de código un poco abrupto), Midnight Special explora un género que parte de la base de un drama familiar (porque claramente no hacen el recorrido en tono de jolgorio), mezclándolo con un poco de ciencia ficción y algo de policial con un muy buen ritmo narrativo. Sabe dosificar la información y pasa con elegancia de una trama a la otra, de manera fluida, ayudando al espectador a que no se pierda pero también evitando que se sature. Y, además de todo eso, nos lleva a reflexionar cómo se plantan habitualmente tanto el gobierno como la religión con respecto a aquello que es “diferente al estándar”, con ambas partes intentando apropiárselo a su manera.

¡Véanla!