La nueva comedia protagonizada por Mila Kunis (Bad Moms, Ted) y Kate McKinnon (SNL, Ghostbusters) no es tanto una parodia del género de espionaje como su título nos quiere hacer creer (The Spy Who Dumped Me, su nombre original, es una referencia directa a The Spy Who Loved Me, la película de 1977 con Roger Moore como 007), sino más bien una comedia que pone en primera plana la amistad femenina y la sororidad. Y acción. Bastante acción.
Todo comienza en la celebración del cumpleaños de Audrey (Kunis), quien sinceramente no tiene demasiadas ganas de celebrarlo a pesar de los esfuerzos de su mejor amiga y roommate, Morgan (McKinnon). Su apatía se debe a que su novio, Drew (Justin Theroux), ¿la dejó? En realidad no lo sabe bien, porque Drew no respondió ninguno de los mensajes que ella le envió durante los últimos días; virtualmente desapareció del mapa, sin motivo alguno. Recién cuando Audrey es abordada por dos individuos en una furgoneta se entera de la cruda verdad: su pareja es un agente secreto de la C.I.A. que se encuentra en grave peligro (algo que vemos previamente), y la propia agencia desconoce su paradero. Semejante "bomba" es confirmada al otro día por el propio Drew, quien se aparece en su departamento: no la estaba ghosteando ni nada parecido, estaba manteniendo su vida de espionaje en secreto justamente para mantenerla a salvo (hey, ahora que lo pienso, mi ex también intentó dejarme por Whatsapp, ¿acaso sería una espía?). Pero antes que "La Charla" termine, es interrumpida por un tiroteo y... bueno, cuando nos damos cuenta, Audrey y Morgan ya están viajando a Viena para encontrarse con un contacto de Drew y entregarle un pendrive con valiosísima información para mantener la seguridad mundial (todo con una espontaneidad asombrosa, obvio).
Duck and cover. |
Por momentos, Mi Ex es un Espía recuerda a las clásicas comedias ochentosas de espías improvisados, algo como Spies Like Us (la de Chevy Chase y Dan Aykroyd), con jóvenes espías soviéticas gimnastas incluidas. Pero, a diferencia de los clichés del género, donde los protagonistas suelen ser una pareja dispareja que no se toleran entre sí hasta que aprenden a lidiar el uno con el otro y llegan a una genuina y mutua apreciación, Audrey y Morgan mantienen constante su profunda amistad a lo largo de todo el relato; en ningún momento se pelean para luego reencontrarse al comenzar el tercer acto y confirmar que son BFF's. Por supuesto esto no sería posible sin una gran química entre la dupla protagonista, y afortunadamente ambas nos venden una relación que resulta creíble y real en todo momento. Audrey es "la seria", la de el trabajo y la pareja estable (bah, hasta hace poco), la que piensa todo dos veces, repitiendo un poco el tipo de rol al que nos tiene acostumbrados Mila Kunis pero que le cae como anillo al dedo. Por su parte, Morgan es "un tiro al aire", la actriz frustrada, la que responde lo primero que se le cruza por la cabeza sin miedo al ridículo y que se mete de lleno en cualquier situación. A pesar de la aparente disparidad, ambas siempre se encuentran en el punto intermedio, producto de años de amistad y del incesante aliento y apoyo mutuo.
El resto del elenco es correcto sin mayores pretensiones: Justin Theroux (que por cierto este año apareció en todos lados, es el nuevo Samuel Jackson) cumple tanto con su faceta de espía como con la de galán maduro; Sam Heughan y Hasan Minhaj son otros dos agentes que, al principio, no sabemos bien de qué lado están; Ivanna Sakhno es Nadedja, la joven espía soviética que por momentos parece un T-1000; y finalmente Paul Reiser y Jane Curtin tienen breves pero divertidas participaciones como los padres "abiertos" de Morgan. Pero sin lugar a dudas la que destaca por encima de todo el cast (Kunis incluida) es Kate McKinnon, que sigue demostrando ser una de las mejores y más frescas comediantes del momento (por algo ganó los dos últimos Emmy como Actriz de Reparto en Comedia, más otras tres nominaciones): su personaje se lleva las mejores carcajadas de la película, sin ser necesariamente tan delirante como en algunos roles previos. Morgan es una feminista que practica pero no predica (y sí, lo hace divertido, como la escena en que conoce a la jefa del MI6, interpretada por Gillian Anderson) con cierta sinceridad y sarcasmo, repitiendo diálogos en francés de su obra de teatro estudiantil o haciéndose pasar por una integrante del Cirque du Soleil. Va siendo hora que McKinnon sea la protagonista absoluta de una comedia.
Este Justin no será Timberlake, pero igual lo bancamos. |
En líneas generales, el humor es bastante acertado, sin chistes extendidos por demás o diálogos improvisados. Las bromas más adultas son más bien sutiles y no gráficamente explícitas, como un genial chiste de Balzac que pasa rapidísimo y, tristemente, se pierde de manera inevitable en la traducción. Hasta diría que es bastante más gráfica la violencia que el humor. La guionista y directora, Sussana Fogel, logra secuencias de acción y persecuciones que sorprenden un poco por su eficacia de parte de una realizadora que no tiene experiencia en el género: son dinámicas, con cierta pizca de ingenio detrás de la cámara, y lo más importante: recordando en todo momento que esto sigue siendo una comedia. Además cuenta con un despliegue de locaciones (Viena, Praga, París y Berlín) dignas de Ethan Hunt.
Quizás el único punto realmente negativo es que, en el tercer acto, la trama innecesariamente se enrosca sola hasta el punto de marear un poco al espectador, e intenta sorprendernos con revelaciones que vimos venir una hora antes... y no precisamente porque seamos agentes del recontraespionaje.
VEREDICTO: 7 - MINA ESPÍAS
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