Review: THE INBETWEENERS ~ la cuarta pared

"Un poco de amor inglés"... no dijo nunca ninguna canción.

Sacando el hecho de que, seamos sinceros, odiamos a los ingleses porque son un poco nefastos en general en su historia (¡aguante William Wallace!), y particularmente a nosotros nos robaron las Islas Malvinas, como país tienen muchas cosas destacables. ¿Te parece que no? Te voy a nombrar algunas para que veas que no miento: Los Beatles (lo más importante para su servidor), David Bowie, ¡Pink Floyd!, Queen, Iron Maiden, Sex Pistols, y esto sólo hablando de música (si alguna de estas bandas no están en tu top 5... cerrá ya mismo la página y no vuelvas). Y encima tienen más en otras ramas de las artes, siendo también la cuna de William Shakespeare, Charles Darwin, Charles Dickens, George Orwell, por nombrar sólo algunos.

¿Todavía no te convenciste? Ya sé, además de esta buena y talentosa gente te acordás que tuvieron a Margaret Thatcher... pero ahora te voy a nombrar algo que definitivamente te va a cambiar el humor: los Monty Python, Benny Hill, Little Britain (si no la viste, ¡buscála!), Mr. Bean (yo no lo pondría pero aparentemente a la gente le gusta, y nosotros somos muy gente). En fin, mucho mucho de talento para hacer comedia.

Pero vamos ahora sí a lo que nos compete: The Inbetweeners.

Es una serie "inglesa"! (sí, por eso hice toda la fanfarria arriba.) Y eso no es poco. Estrenada allá por el 2008 en el Reino Unido, es viejita pero actual. Y, sobre todo, está buena para salir un poco del cajón de sentido y soñolencia que nos presenta Hollywood casi siempre (aunque lo amemos también por eso).

Jay, Will, Neil y Simon.

La historia de The Inbetweeners, transcurre en algún lugar de Inglaterra estilo suburbio, donde tres amigos que no son los freaks del colegio (ellos están exactamente un escalón arriba de los más marginales) se encuentran con un cuarto amigo todavía un poco más border. Algo que queda claro en los primeros minutos, ya que la serie empieza con su primer día de clases en un colegio Secundario nuevo y público (este cuarto personaje se acaba de mudar) y no tiene mejor idea que ir de traje y con un maletín. No es la intención de La Cuarta Pared hacer propaganda del bullying, pero probablemente ir así a cualquier Secundaria del mundo (con la excepción tal vez de Japón) no sea una buena idea.

En fin, nos encontramos entonces con este adolescente, a quien vamos a llamar Will porque así se llama su personaje, que se acaba de mudar como consecuencia del divorcio de sus padres (por cierto, su mamá realmente está buena) y comienza a sufrir un poco de lo que, al parecer, sufren todos los chicos poco populares en el mundo. Pero aunque parezca raro, él no es el protagonista. El protagonista podría ser Simon, el típico chico que casi que podría ser popular pero es muy nabo para serlo, y es a quien le encargan la tutela del recién llegado. Sin embargo, eso tampoco sería cierto. Mucho menos podríamos considerar protagonistas a los otros dos que completan el cuarteto: Neil, una suerte de adolescente con la inteligencia de un niño de 12 años y una capacidad de concentración aún menor, y Jay, una mezcla de Quagmire (de Family Guy) y Stiffler (de American Pie) pero sin el encanto de ninguno de los dos. El protagonista es el grupo. Si bien está más focalizada en Simon y Will, no deja de ser una serie no-Hollywoodense, y por lo tanto el grupo está mucho más presente.

Otro punto a favor de no ser una serie salida de la fábrica de Los Ángeles, es que estos intrépidos personajes tienen una cara mucho más "cotidiana". Las series norteamericanas nos dan caras de freaks (como Freaks and Geeks o la recientemente estrenada Stranger Things) pero de alguna manera no dejan de tener esa impronta casi irreal, casi demasiado perfectos hasta para eso. Los ingleses son feos, puedo decirlo con soltura, después de todo les gasté bastantes elogios al inicio y además dudo que algún inglés lea esto, y para ser justos, si tiene un poco de criterio tiene que coincidir conmigo. Seguro habrá uno que otro lindo (creo que Hugh Grant es inglés, ¿no?), pero la cruda realidad es que son feos y eso los hace un poco más naturales.

¡Carly! (no es la gran cosa, pero al pibe le gusta).

La serie es una comedia y funciona como tal. No puede evitar caer en lugares comunes a esta vida de adolescentes terminando el Secundario, aunque de un modo distinto. En definitiva todos los adolescentes, un poco más, un poco menos, pasamos por lo mismo: mujeres que no sabemos cómo encarar, alcohol que no sabemos tomar, fiestas en las que no sabemos cómo estar y los abusos de siempre. Pero por suerte no se torna repetitivo ni monótono, sino que cada temporada supera a la anterior, ya que los personajes crecen con el correr del tiempo y no se pisan, “maduran“ (entre comillas, porque lejos están de madurar) y nosotros los vemos crecer.

Recién dije "de un modo distinto" y lo sostengo. La vida de estos pibes termina siendo más realista que la que nos tienen acostumbrados los norteamericanos. Seguramente somos distintos a los ingleses, pero los diálogos, las caras (como ya mencioné), las búsquedas y las actitudes son más cercanas. A veces nos acostumbramos tanto a Hollywood que tomamos por cotidiana esa división entre Deportistas Populares vs. Nerds-Freaks que juegan juegos de rol, los drogones que se mantienen al margen, y ese catálogo que lejos está de nuestra realidad. Estos pibes son raros pero no porque jueguen rol; la chica linda es linda porque es una linda rubia, no porque está sacada de una revista de moda como la Barbie perfecta; el bully es así porque es así, no es popular ni deportista, es un condenado patán.

Por otro lado, los diálogos son caóticos, graciosos y hay una agresión cada tres frases. Porque así hablan los adolescentes: si no se están insultando están hablando de sexo, o inventando historias de sexo, o todo eso al mismo tiempo. Son entrañablemente aborrecibles. Pasás de quererlos a querer matarlos muy fácilmente. No son perfectos, de hecho son casi tan imperfectos que por momentos surgen ganas de que la pasen mal o que al menos reciban un correctivo. Pero cuidado, porque por momentos se roza lo innecesariamente grotesco, escatológico, se cruza totalmente lo políticamente correcto (¡brindo por eso!) y contiene imágenes que ciertamente no vas a ver ni en American Pie ni en la más vulgar de las tiras norteamericanas. Es un humor (a falta de un mejor término, tomo prestada una palabra que usan mucho los españoles) guarro.

Los pibes de vacaciones.

Hay algo realmente molesto en los primeros episodios de la primera temporada que, por suerte, algún alma con criterio les habrá advertido que no era buena idea, ni algo lindo, ni una estética, ni nada útil de ser mencionado en la posteridad, que es una suerte de close ups, pero que ni siquiera podrían entrar en esa categoría: son unos zooms digitales en momentos totalmente aleatorios y sin sentido. A veces podría parecer que son para reforzar una reacción de un personaje, pero de repente te ponen un plano general de una fachada y lo usan también. No sé de qué mente brillante habrá salido esa idea, pero por suerte no perdura porque en la mayoría de los casos parece un error de reproducción.

La buena noticia (y también un poco mala) es que Netflix (sí, el maldito y hermoso Netflix) tiene las tres temporadas y la película, y lo podes ver todo sin dificultades. ¡¡Al fin una serie completa, cruel dios de la televisión On Demand!!

VEREDICTO: 7.5 - GOD SAVE THE QUEEN!!

Siento que quizás me estoy poniendo "muy Polino" (jamás pensé que iba a usar semejante analogía, después de esto mátenme) y probablemente tendría que puntuarla mejor, pero tampoco podría ponerle más que a Stranger Things (eso sería injusto también). Lo cierto es que The Inbetweeners es una corriente de aire fresco para sacarnos un poco de la monotonía yankee, y así ver otra manera de hacer televisión y de reírse. Cruda, cruel, guarra, y "más cercana", la serie es una apuesta segura para pasar un buen rato.