Ambientada en la epidemia de fiebre amarilla que sufrió Buenos Aires en 1871, la película cuenta la historia de Aparicio (un impecable Martín Slipak), un sacerdote que viaja hacia la ciudad -epicentro de la crisis de la cual todos huyen- por designio de Dios.
En el camino, pasa por la estancia de su familia, donde encuentra un panorama completamente desolador: criados huyendo con objetos de valor, su hermano Edgardo (Adrián Navarro) agonizando víctima de la peste, mientras que su cuñada y su pequeña sobrina (Ana Fontán y Lola Ahumada) están encerradas en la capilla familiar, como si el encierro en ese pequeño pedazo de tierra bendita fuera a salvarlas de la epidemia.
Tras la muerte de Edgardo, Aparicio cambia de planes varias veces, priorizando a veces la fe, otras veces la familia, entrando en una espiral de hechos que no sabe con certeza si sucedieron o si son los primeros síntomas de la fiebre amarilla que también se apodera de él. Por momentos logra apoyarse en Quispe, el impecable criado interpretado por Patricio Contreras, y en otras oportunidades lo percibe como un traidor que orquesta las muertes a familiares para quedarse con las tierras. Completa la sensación general de miedo, de incertidumbre y de cercanía a la muerte, la aparición de El Correntino, un curandero en la piel de Vando Villamil, de quien no se conocen sus verdaderas intenciones.
Así, a grandes rasgos evitando cualquier tipo de spoiler, transcurre la trama. Justamente el descubrimiento, la ambigüedad y las revelaciones son elementos fundamentales en la construcción de la historia. Desde el comienzo de la película queda en claro que las cosas no son como parecen, y en el transcurso de la misma los misterios se van develando... o no.
Escrita y dirigida por Gonzalo Calzada (La plegaria del vidente, Luisa), Resurrección se convierte en una excelente propuesta, un film fuera de lo común dentro del cine de género nacional. Su ambientación y su diseño de arte, firmemente plantados en el mundo gótico, son minuciosamente precisos y prolijos, mientras que la fotografía (a cargo de Alvaro G. Montalvo) logra generar el clima de terror requerido por la trama. Es importante mencionar ambos aciertos técnicos, porque no es nada fácil recrear períodos históricos y menos aún sin contar con un presupuesto multimillonario. Imagino que detrás de cada objeto y pieza de vestuario que aparece en pantalla, hay en realidad un objeto contemporáneo que fue modificado para dar con la estética correcta. Y que "no se note" el truco, que parezca que efectivamente estamos a fines del 1800, ayuda a dar un salto de calidad enorme a la cinta. No hay nada berreta, nada bizarro, nada que distraiga, lo cual -con un presupuesto acotado- es un doble mérito.
La fotografía, sin duda uno de los aspectos más destacables. |
Otro punto a favor son las actuaciones: Slipak y Contreras realmente hacen un trabajo impecable sosteniendo toda la película, ya que el eje principal de la acción pasa por ellos dos. Quizás algún personaje secundario se encuentra en un tono un poco más teatral y exagerado que el resto, pero con apariciones más acotadas se restringe su accionar a unos pocos minutos en pantalla.
Para concluir, vale la pena mencionar la secuencia de los títulos iniciales, con ilustraciones realizadas por el mundialmente reconocido historietista argentino Enrique Breccia. Los más maduritos conocerán el trabajo de Breccia de las revistas D'Artagnan y Fierro, promediando los '80, mientras que los más jóvenes lo tendrán de algunos trabajos para Marvel (X-Force, Uncanny X-Men), DC (Batman: Gotham Knights) y hasta Vertigo (una novela de Lovecraft). Un verdadero lujo.
Para concluir, vale la pena mencionar la secuencia de los títulos iniciales, con ilustraciones realizadas por el mundialmente reconocido historietista argentino Enrique Breccia. Los más maduritos conocerán el trabajo de Breccia de las revistas D'Artagnan y Fierro, promediando los '80, mientras que los más jóvenes lo tendrán de algunos trabajos para Marvel (X-Force, Uncanny X-Men), DC (Batman: Gotham Knights) y hasta Vertigo (una novela de Lovecraft). Un verdadero lujo.
Las actuaciones de Contreras y Slipak son piezas fundamentales del relato. |
Detrás de Resurrección hay una pregunta teológica, una invitación a la reflexión sobre la existencia y los alcances de Dios, y -mas allá de la posibilidad de poder asistir a una interesantísima historia con una muy buena ejecución técnica- lo que realmente vale la pena del film de Gonzalo Calzada es justamente eso. ¿Cuántas veces salís del cine pensando qué vas a cenar? Muchas, ¿no es así? Bueno, eso habla de películas vacías de contenido. Acá salís cuestionando tu propia fe, y convengamos que es una reflexión que si no te empujan a hacerla... no, no la haces.
VEREDICTO: 8.0 - REVELADORA
En una hora y media de duración, Resurrección logra contar una historia sumamente atrapante, concreta, de alcances más espirituales que tangibles, y con el aliciente de anclarse en un período histórico real pero poco visitado por nuestro cine, como lo fue la epidemia de fiebre amarilla. Muy recomendable.
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