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la cuarta pared

miércoles, 26 de agosto de 2015

Analizamos el estreno de FEAR THE WALKING DEAD


By on 10:26 a.m.



La nueva serie de AMC, una especie de precuela/spin-off de The Walking Dead, debutó el Domingo pasado con un episodio premiere de 90 minutos. Luego de toda la polémica y expectativa generadas previo a su estreno (el cual marcó un record absoluto de audiencia en USA, con más de 10 millones de espectadores), llegó la hora de la verdad: ¿vale la pena o no?

Los creadores de Fear The Walking Dead (los mismos de TWD, por supuesto) tenían una difícil tarea ante ellos: ¿cómo repetir el éxito de la serie original (junto con Game of Thrones de HBO, la más vista de los últimos años) sin exactamente repetirse? ¿Basta con tener protagonistas completamente nuevos, y estar localizada en una ciudad totalmente diferente? Los propios productores (haciendo clara referencia a franquicias televisivas como C.S.I.) han dicho que no querían que la serie se sintiera como "una especie de The Walking Dead: Los Angeles". En eso punto, creo que cumplieron y acertaron.

La nueva serie se sitúa, temporalmente, máaaaas o menos en ese período donde Rick Grimes es herido de bala y permanece durante un tiempito en estado de coma, allá en Atlanta, al comenzar TWD. Esta vez la ciudad es la superpoblada Los Angeles, y recién se está comenzando a oír cierto murmullo, se está comenzando a percibir que algo raro está pasando: llegan reportes de incidentes en 5 estados, hay cierta inquietud y nerviosismo entre los más jóvenes, se viralizan videos mediante los celulares que parecen difíciles de creer, cada vez hay más gente desaparecida o deambulando por la calle, cosas así.

En este marco es que conocemos a Madison (interpretada por Kim Dickens, a quien viste en Lost, Sons of Anarchy o investigando a Ben Affleck en Gone Girl) y Travis (Cliff Curtis, de Training Day y The Last Airbender). Ambos trabajan en el mismo colegio secundario: ella es asesora estudiantil y él es profesor. Kim es viuda y madre de dos: Nick (Frank Dillane, de Sense8) y Alicia (Alycia Debnam-CareyThe 100); por su lado, Travis es separado y padre de Chris (Lorenzo James HenrieWarrior Road), quien vive con su madre Liza (Elizabeth Rodríguez, Orange is the New Black). Entre todos, están intentando formar una familia ensamblada, con "los tuyos y los míos". Pero es una tarea nada fácil, como se imaginarán.

Más aún cuando el hijo mayor, Nick, es... un poquito adicto a la heroína. De entrada nomás, Nick se despierta en una iglesia abandonada y derruída, buscando a su amiga. La encuentra comiéndole la cara a un cadáver (en una escena que me recordó a la primera vez que vemos a un zombie en el Resident Evil original de PS One) y sale corriendo, obvio; está drogado pero tampoco es tarado, el pibe (bah, por ahora). Lamentablemente es atropellado y termina en el hospital.

¡Run, Nick! ¡Run!

Es interesante que el episodio comience con Nick porque... es un personaje que parece personificar algunos de los aspectos positivos y negativos que tuvo el debut, casi por igual. Me explico: Nick es adolescente. Y a los adolescentes, bien o mal, en la ficción se los suele representar de una de dos maneras: o constantemente enojados con el mundo, o constantemente deprimidos por el mundo. Por lo tanto, los personajes adolescentes suelen NO ser muy interesantes que digamos, y la mayoría de las veces todo termina con el espectador gritándole a la tele "Uh, ¡pero este pibe es un tarado!". Lamentablemente es así, y son muy pocas las excepciones a la regla. El problema entonces es que, por lo menos en este primer episodio, hay una atención muy fuerte en el personaje de Nick. Está muchos minutos en pantalla. Y no siempre es interesante verlo. ¿Se acuerdan de la primera temporada de 24, cuando Kim, la hija de Jack Bauer, se la pasaba escapándose de su casa y metiéndose en problemas? Bueno, el Domingo, viéndolo a Nick, en más de una oportunidad me acordé de ella. Con la diferencia que Elisha Cuthbert es hermosa y la amé fuerte.

Otro breve ejemplo del "Problema Adolescente": en una escena conocemos Chris, el hijo de Travis, que vive con su madre y no tiene ganas de visitar a su padre (aunque le correspondía hacerlo ese fin de semana). Te bastan verlo 3 minutos en pantalla para darte cuenta que es infumable, y gritarle a la tele "Uh, ¡pero este pibe es un tarado!" (¿Vieron? Se los anticipé).

Pero, como bien dije antes, Nick también personifica uno de los aspectos positivos del episodio: al ser adicto y estar totalmente dado vuelta al momento de haber presenciado a su amiga convertida en zombie, al principio no sabe si lo que vio es real o un mero producto del consumo de heroína. No puede definir si estaba muy pasado, o si ya directamente se está volviendo loco porque... claramente una mujer no puede estar comiéndole la cara a otra persona, ¿cierto? Esas cosas, en la actualidad de la serie, no existen (por lo menos, no todavía). De esta manera, Nick representa (si bien con la ayudita de estupefacientes) esa sensación de locura inminente que se avecina: ¿realmente está pasando todo esto? ¿Cómo, por qué? También es interesante destacar que, sobre el cierre del capítulo, es justamente el drogón el único que tiene la claridad suficiente para actuar y hacer lo que hay que hacer.

A decir verdad, Dillane está bastante bien en el papel de adolescente medio atormentado que promete por enésima vez que "Esta es la última vez que me drogo". De hecho, todos los actores están bastante bien. Tanto Dickens como Curtis tienen años de trayectoria, en diversos géneros. Saben ponerse al hombro el desarrollo de la historia y llevar adelante un elenco: Madison es la madre que hará lo que sea por proteger a sus dos hijos (quizás con algo de culpa, por sentir que falló un poco en la crianza del mayor), y Travis es el padre con los pies en la tierra, que trata de buscar una explicación racional y sensata.

Madison y Travis, buscando una parrillita abierta.

Es casi innegable que la primera hora del episodio premiere se vuelve por momentos... lenta como zombie recién convertido. Entendemos a la perfección que debemos conocer a esta nueva familia y comprender quiénes son individualmente para, luego, preocuparnos por su seguridad y sentirnos tristes si les llega a ocurrir algo grave. Esa es otra desventaja que tiene Fear TWD con respecto a su serie madre: en la otra (más allá de las incorporaciones y pérdidas que sufre el grupo cada tanto) ya conocemos a la gran mayoría de los protagonistas, ya tenemos incluso a nuestros favoritos: sabemos cómo va a actuar Rick, sabemos que las chicas aman a Daryl y los hombres estamos enamorados de Maggie, sabemos que con Michonne y con Carol no se jode, etc. Acá, como toda nueva historia, nos entregan a un grupo y nos tienen que caer bien. Porque sino los que la vamos a pasar mal somos nosotros, como televidentes.

Por suerte, en el último tercio de duración, el episodio repunta bastante. La tensión crece, el nerviosismo en las calles se incrementa, y los protagonistas terminan presenciando en carne propia a uno de los infectados (la denominación es una referencia a 28 Days Later, según confesó Dave Erickson, otro de los creadores de la serie). Bien sabemos, por las entrevistas y notas que dieron al cabo de los últimos meses, que la intención de los guionistas era precisamente ésta: empezar tranquilos, y que la tensión vaya in crescendo. Te puede gustar o no, pero ciertamente está pensado así. Por lo visto en el avance del próximo episodio, el caos comienza a apoderarse de las calles. Como debe ser: ¡nos prometieron que veríamos el fin de la civilización!

El otro punto positivo, y que la diferenciará de TWD, es que acá los protagonistas no saben todavía qué está pasando, contra qué se están enfrentando. Volviendo al primer episodio de TWD, Rick era herido, se despertaba del coma, y ya toda la sociedad se había ido al tacho. Jamás presenciamos el cómo, salvo algún que otro flashback aquí y allá. Esta vez seremos testigos del pánico generalizado. La gente todavía no tiene la más pálida idea que, por ejemplo, ya todos están infectados: no importa cómo mueran, todos se van a convertir en zombies. Eso sin contar siquiera que... joder, ¡Rick era un sheriff, sabía apuntar un arma y disparar a la cabeza! Acá tenemos a dos docentes que lo máximo que hicieron fue pelear por un aumento de sueldo durante las últimas paritarias; van a tener que aprender a defenderse por las malas.

Nosotros como espectadores ya lo sabemos, obvio. Venimos viendo TWD hace 5 años. Precisamente esa es una de las herramientas que tiene la serie para construir el suspenso: el espectador tiene muuucha más información que los protagonistas (uno de los recursos más elementales del género).

Vale aclarar además que el rótulo de precuela es, por lo menos en parte, mentiroso. Porque... sí, presenciamos los orígenes de la epidemia, pero no EL origen. La serie retrocede pero hasta ahí nomás. No conocemos nunca al paciente cero. No atestiguamos, junto a un grupo de científicos en una base militar secreta en medio del desierto, el accidente de laboratorio que desemboca en el apocalipsis zombie. Robert Kirkman (creador del comic original, y productor en ambas series) lo dejó bien en claro hace varios meses: no le interesa en absoluto contar el origen del virus. La historia no pasa por ahí para él. Bien podría haber sido la mordida de un chimpancé con ladillas en el zoo, como un chino vendiendo tofu en mal estado. Ni idea. ¿Y saben qué? Está perfecto. Sinceramente, como lector de comics y posterior televidente de la serie, me da igual la causa de todo. La trama la dictan los personajes, y lo que se ven obligados a hacer y sacrificar para adaptarse a este caótico nuevo mundo. Reforzando esta noción, en una escena presenciamos a Travis dando clases y hablando sobre el libro de Jack London que les está haciendo leer a sus alumnos; acá los realizadores exponen el que será, sin duda, uno de los temas principales de la serie: la supervivencia del ser humano, y qué es lo que uno está dispuesto a hacer para sobrevivir. ¿La frase final de Travis? "La naturaleza siempre gana".

El elenco completo.

Si creemos en la palabra de Kirkman y Erickson, y confiamos en el ADN televisivo que arrastran hace ya 5 años, entonces podemos dormir tranquilos sabiendo que la serie va a crecer y crecer paulatinamente a partir de ahora. Pero no estaríamos siendo objetivos si analizamos un primer episodio por lo que queremos/creemos/suponemos que va a pasar. Debemos enfocarnos de manera puntual en los 90 minutos que presenciamos el Domingo. Y la verdad es que Fear TWD arrancó por momentos algo lenta, con algún que otro personaje que nos hubiera gustado que esté menos tiempo en pantalla, buenas actuaciones protagónicas, algunos planos que sobran (síiiiii, ya entendimos que estamos en Los Angeles, es la quinta vez que me mostrás la ciudad, gracias), y un último tercio donde la trama creció en tensión y efectivamente fue convirtiéndose en lo que vinimos a buscar. Más allá de eso, ¿confiamos en que se va a poner mejor con el transcurrir de los episodios? Sí, definitivamente.

Por suerte, esta primera temporada de Fear The Walking Dead es cortita, de tan sólo seis episodios. Así que dentro de un mes y medio ya nos enteraremos si hicimos bien en confiar en Kirkman o si este spin-off no es otra cosa que un vil y lucrativo intento de exprimir la vaca y crear una franquicia televisiva carente de vida.


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