De la mano de Eduardo Sánchez, quien co-creó y co-dirigió The Blair Witch Project, se estrenó en el día de ayer esta película que podemos enmarcar en tres categorías fundamentales: películas de found footage (el nombre snob que se les da a las películas cuyo material supuestamente fue captado por los mismos protagonistas, tan de moda últimamente e instaurado por el mismo Sanchez allá por 1999), películas cuya traducción al español es "Terror en..." (Amityville, Lo Profundo, Chernobyl, etc.), y películas con Pie Grande. Sí, Pie Grande, el de Los Henderson, Bigfoot, Willow Creek.
La película comienza con un grupo de adolescentes que va en secreto a una cabaña en medio del bosque a pasar un fin de semana, y accedemos a la aventura mediante sus propios registros audiovisuales. Por el camino, de noche, atropellan a algo que parece ser un humano, pero no logran vislumbrar bien de qué se trata, así que siguen camino. Ya en la cabaña, hacen deporte, se divierten, van registrando breves apariciones del monstruo y dudan qué es y qué no... encuentran la camioneta rota, uno va a buscar ayuda en bici porque no tienen señal para llamar de los celulares y Pie Grande lo hace cagar. En fin: terminan todos muertos a manos de los dos Pies Grandes que realmente había.
Salta, Pie Grande, ¡salta! |
El found footage no maneja grises: o lo amás o lo odiás. Pero, tratando de ser lo más objetiva posible, hay que reconocer cuando está bien hecho (Cloverfield, Chronicle) o cuando apesta (Tape 407), y en esto Sánchez se lleva todos los méritos del tema: es uno de los inventores de este lenguaje tan de moda, y sabe cómo usarlo a la perfección. Se cree al ver estas películas que son fáciles y baratas de hacer, grabo con un celular y que la imagen se mueva toda y ya, pero no, no es así. La progresión en la visualización que hacemos del monstruo es muy buena: partimos de sombras, siluetas, hasta un primer plano en el final.
"¿Onde tá Ie Ande? ¡Acá tá!" |
Lástima que este manejo técnico tan estudiado no es acompañado por el guión: la historia parece ser salida de un bolillero de clichés del cine de terror. Es todo un desafío superar los primeros quince minutos sin decepcionarte por lo estereotipado que es todo.
VEREDICTO: 5.0 - BASTA, CHICOS
El cine de found footage ya se agotó en sí mismo, y Terror en el Bosque es (otra) prueba cabal de ello. Lejos de haber creado un género propio, el recurso comprueba la teoría más antigua del cine: si no tenés una historia que contar, a tu película no la salva nada, ni siquiera un Pie Grande. O dos.
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